La NASA retrasó ayer unas horas la previsión de caída para el satélite que debía impactar la Tierra, por un cambio en su orientación o configuración que ralentiza su descenso. Inicialmente la agencia espacial estadounidense calculaba que el impacto podía producirse durante la tarde de ayer, pero ahora cree que podría retrasarse incluso hasta la mañana de hoy.

La actividad solar, el factor que adelantó el reingreso del satélite previsto en principio para finales de setiembre o principios de octubre, ya no era determinante en la velocidad de caída del satélite. Lo que ralentizó su descenso fue un cambio «en su orientación o configuración».

Los científicos calculaban que el satélite se despedazaría al entrar en la atmósfera y que al menos 26 grandes piezas -de entre uno y 150 kilos- del artefacto sobrevivirán las altas temperaturas del reingreso y caerán sobre la Tierra.

Poco probable

La probabilidad de que alguno de los restos del satélite de Investigación de la Alta Atmósfera (UARS), que pesa casi seis toneladas, alcanzara a una persona es muy remota según la agencia espacial estadounidense, que la cifra en una entre 3.200.

De hecho, la agencia asegura que desde el comienzo de la era espacial no ha habido ningún caso en el que haya resultado herida una persona por un objeto espacial durante el reingreso.

En el caso de que los restos del satélite caigan en un área poblada o cerca de una, las Fuerzas Armadas de EEUU advirtieron que los ciudadanos no deben tocar estas piezas, sino avisar del hallazgo a las autoridades.

Ante los rumores que circulaban por Internet de que las piezas podrían contener material radioactivo, la NASA afirmó que la recomendación de no tocar los restos del ingenio se debe a que «son afilados y pueden cortar», y recordaron que son propiedad del Gobierno deEstados Unidos.