CRíTICA teatro
La empatía
Carlos GIL
Estamos ante un auto-homenaje, pero a la vez, ante un espectáculo en que se demuestra que, aprovechando algunos pasajes muy concretos, muy reconocibles de su vida profesional, se ha confeccionado un rico unipersonal con cuarteto de música, voces y boys, que la acompañan y que logran contagiar un excelente ambiente para confeccionar un agradable espectáculo entre la confesión de pecados veniales, el musical y el encuentro entre amigos con una protagonista que nos cuenta anécdotas.
Destaca, además de la capacidad de Concha Velasco para estar cómoda sobre un escenario, la puesta en escena, claramente a su servicio, pero muy cuidada tanto en los detalles formales como en lo técnico, y en la que debemos destacar la mano suave, pero disciplinaria de la dramaturgia y la dirección de José María Pou, aunque la personalidad, la cercanía y el flujo que se crea entre escenario y platea haga que todo parezca muy espontáneo. El recuerdo musical con algunos de sus éxitos crea un final de fiesta apoteósico. Cerca de dos horas con una gran artista septuagenaria.