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Impulso al proceso de soluciones en Euskal Herria

Nueva cita en Gernika para fortalecer un acuerdo con mucho recorrido pendiente

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Ramón SOLA | DONOSTIA

Aunque por la centralidad adquirida y por todas las consecuencias que va generando pudiera parecer más antiguo, el Acuerdo de Gernika sólo tiene un año de vida. Con ese motivo, mañana los firmantes volverán al Lizeo Antzokia de la villa vizcaina, donde se produjo su firma solemne el 25 de setiembre de 2010, ampliada luego en febrero con otro acto en el frontón Atano de Donostia.

Aquel acto inicial llevaba consigo una fotografía inédita -la de cinco fuerzas políticas y otros 23 agentes unidos- y sobre todo tenía una letra novedosa, ya que se ponía en negro sobre blanco una hoja de ruta muy detallada para conformar un escenario de paz y soluciones democráticas en Euskal Herria.

En el cuadro adjunto se recuerda cuáles eran esos contenidos concretos y cuál es su grado de cumplimiento a día de hoy. Resulta evidente que se han producido aportaciones muy relevantes por un lado, sobre todo la declaración de ETA de un alto el fuego general, permanente y verificable -acompañada después de la cancelación del llamado «impuesto revolucionario»- y la decisión dada a conocer ayer por EPPK de suscribir el Acuerdo. Pero no ha ocurrido lo mismo con otros agentes, ni en la creación de un escenario de paz ni en el campo de la normalización política.

Así las cosas, los firmantes de Gernika utilizarán este acto de aniversario para fortalecer el Acuerdo y para buscar fórmulas para avanzar hacia su materialización.

Es un compromiso que ya explicitaron en el acto del Atano. Allí destacaron que la declaración del Lizeo Antzokia «ha dado un giro importante en el panorama político vasco, esto es innegable. Los pasos dados durante el último año han cambiado el escenario hasta un contexto sin vuelta atrás, en el que la ansiada paz se puede tocar con las palmas de las manos y la normalización es un objetivo cada vez más compartido por la sociedad». Sin embargo, al mismo tiempo hicieron hincapié en que «ha llegado el momento de trabajar para que el documento de Gernika se lleve a la práctica, para que sus postulados, que son exigencias claras e incontestables de la inmensa mayoría de la sociedad, se hagan realidad».

En el centro del debate

La reacción de las formaciones españolistas ante este acuerdo tuvo una clave básicamente defensiva. El PP cargó contra quienes se sentaron en la mesa con la izquierda abertzale calificándolos de «tontos útiles». Por parte del PSE, Patxi López se quejó de que al Estado se le imponían «muchas tareas», mientras que el Gobierno del PSOE optó por afirmar que no veía novedad alguna. Sólo tres días después activaba una nueva macrorredada, esta vez contra Askapena.

Con el paso de los meses, sin embargo, los contenidos de Gernika han tomado centralidad absoluta en el debate político, que acaparan hoy días cuestiones como la ilegalización, la política carcelaria o las víctimas. Por otra parte, la decisión de ETA ha despejado el panorama y ha permitido visualizar que la única violencia actual es la producida desde el Estado. Y los comicios del 22-M certificaron el gran respaldo social al Acuerdo de Gernika.

Mientras tanto, importantes agentes vascos siguen situándose al margen. Destaca sobremanera el caso del PNV, que celebrará su Alderdi Eguna a la hora en que se lleva a cabo el acto de Gernika, y también el del sindicato ELA.

TRES PARTES

El acto de mañana tendrá tres partes: balance del año transcurrido desde la firma, incorporación de nuevos firmantes (con protagonismo marcado para EPPK) y análisis del camino que queda delante hasta que el Acuerdo se cumpla del todo.

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