La solidaridad con Euskal Herria tiene un nuevo punto de encuentro en Buenos Aires
Desde hace unos meses, la capital de Argentina cuenta con un espacio dedicado a la temática vasca, y más concretamente a la lucha de liberación nacional de Euskal Herria. Se trata de una tienda ubicada en pleno centro de Buenos Aires, que se suma al ya de por sí importante movimiento de solidaridad con el pueblo vasco en tierras argentinas.Jon Mikel FERNÁNDEZ
El movimiento de solidaridad con Euskal Herria no es nuevo en Latinoamérica, y mucho menos en Argentina, pero lo cierto es que desde hace ya algunos meses esa solidaridad tiene dos nuevos puntos de encuentro en pleno Buenos Aires. Se trata de la popular taberna vasca Txindoki y de la tienda Gebara, que evidentemente hace referencia al Che, aunque con un detalle que no pasa desapercibido: el nombre ha sido escrito en euskara y no en castellano. Dos lugares de encuentro que en muy poco tiempo se han convertido en una referencia no sólo para la gente de la diáspora vasca, sino también para militantes de muy diversa procedencia que se sienten atraídos por la causa vasca.
Todo este movimiento no ha sido cosa de un día. La tienda Gebara es fruto de un arduo trabajo de meses en los que los miembros de Euskal Herriaren Lagunak (EHL) o Amigos y Amigas del Pueblo Vasco en Buenos Aires se han dedicado a recopilar poco a poco todo el material que a día de hoy esta expuesto en el local: libros de editoriales vascas, camisetas independentistas, carteles, pins... De todas maneras, en la tienda no hay únicamente materiales relacionados con Euskal Herria. El local cuenta también con literatura socialista e internacionalista, libros de la izquierda de partes del mundo menos habituales en los medios o publicaciones argentinas semanales y mensuales.
Por lo que respecta a la taberna vasca, se puede afirmar que comenzó su andadura hace algo más de cuatro meses gracias a la colaboración de la organización Asam- bleas del Pueblo de Buenos Aires, que ha cedido el local que tiene en el barrio de San Telmo para que todos los viernes por la tarde-noche ese espacio se convierta en la taberna Txindoki. Un local que ha sido cedido por la organización antes citada, pero que es gestionado por los integrantes de Euskal Herriaren Lagunak.
Carlos Aznárez, integrante porteño de EHL, explica así la función de este centro en corazón de Buenos Aires: «Es un espacio para la diáspora vasca y para todo aquél que sin ser parte de la diáspora se siente solidario con el pueblo vasco y su lucha por la liberación nacional».
Es un local en el que el pasado 22 de mayo, por ejemplo, se festejó el triunfo de la coalición Bildu en las elecciones. Lo mismo ocurrió con la puesta en libertad de Jose Mari Sagardui Gatza después de pasar más de tres décadas en prisión. Y éstos son solo un par de ejemplos. Se trata, en resumidas cuentas, de un local en el que, como detalle, Aznárez ofrece cada viernes «una charla o un vídeo-fórum, siempre sobre temática vasca. Después, para terminar la velada, se ofrece la posibilidad de quedarse en la taberna y disfrutar de una cena gastronómica vasca en buena compañía».
Último viernes en Buenos Aires
Pero la solidaridad también sale a las calles de Buenos Aires, y ejemplo de ello son las concentraciones que todos los últimos viernes de cada mes se realizan cerca de la Plaza de Mayo en solidaridad con las presas y presos políticos vascos, como ocurre en decenas de localidades vascas. Se trata de una actividad reivindicativa en la que además de miembros del EHL participan también componentes de asociaciones barriales o de izquierdas en general.
Desde hace ya algunos meses los miembros del EHL de Buenos Aires llevan a cabo esta concentración que aprovechan para recoger firmas en las que se exige el respeto de los derechos de los represaliados políticos vascos. Y lo cierto es que, como cuenta Aznárez, «la iniciativa está teniendo muy buena acogida y no hay más que ver la cantidad de firmas que estamos recavando».
Hay un dato poco conocido pero que no resulta baladí; en Argentina viven actualmente alrededor de tres millones de personas que son descendientes de vascos y eso, sin duda, tiene su reflejo en la buena acogida que tienen iniciativas como ésta.
Existe más de una Casa Vasca o Euskal Etxea en Argentina y cada una de ellas tiene sus peculiaridades. Sin embargo, la Zazpirak Bat de Rosario tiene el honor de ser una de las primeras en crearse y además, a día de hoy, es un espacio que sigue siendo punto de encuentro y referencia para muchos argentinos que reivindican con orgullo sus raíces vascas. Una Casa Vasca con historia propia.
A lo largo del siglo XIX, la ciudad de Rosario experimentó un notable crecimiento demográfico, paralelo a su desarrollo como puerto fluvial. En aquella época fueron muchos los inmigrantes que llegaron a esta ciudad procedentes de Europa. Entre ellos también había muchos vascos, aunque por aquel entonces la conciencia nacional vasca de esos inmigrantes no estaba desarrollada o, por lo menos, no en la medida en la que lo estaban la española o la francesa. A pesar de ello, el sentimiento nacional vasco fue desarrollándose desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX en Euskal Herria y eso también tuvo su reflejo en la Argentina.
Así, en 1903 llegaba a la Argentina un grupo de jeltzales de la primera ola, entre los que se cuentan incluso amigos personales de Sabino Arana. Eran pocos pero muy activos y enseguida comenzaron a impregnar y marcar con su ideología a los vascos residentes en aquellos tiempos en tierras argentinas, como queda constatado en un texto de Santiago Bereciartua, miembro de la diáspora vasca en Rosario, en un articulo que publicó hace ya algún tiempo: «Como era de suponer, los pasos fueron muy lentos, puesto que la resistencia dentro de la colectividad de los muchos que se sentían españoles o franceses era demasiado fuerte. Por esta razón, todavía en una fecha como 1910, parece ser que no había sido creado en Argentina ningún club, asociación o partido dedicado a defender desde sus estatutos el ideario sabiniano; esta falta es la que vendría a cubrir con su aparición nuestro Centro Vasco Zazpirak Bat, y aquí yace la razón de su notable importancia».
En concreto, hay que retrotraerse al año 1912 cuando un grupo de vascos de marcado carácter nacionalista y residentes en Rosario decidió organizar y celebrar la festividad de San Ignacio de Loiola. Para ello se creó una comisión denominada Euskal Jaiak que trabajó en la organización de dicha cita y el éxito fue tal que algunos días antes de la fiesta, concretamente el 14 de julio de ese mismo año, ese grupo de vascos decidió crear el primer centro vasco en la Argentina con carácter nacionalista. Su nombre sería Zazpirak Bat y respondería a la ideología que tenían aquellos vascos residentes en Rosario. Un centro vasco que a día de hoy continúa siendo un importante referente para la diáspora vasca en la Argentina. J.M.F.