Sólo una catástrofe podría alejar a Sebastian Vettel de su segundo Campeonato del Mundo consecutivo de la Fórmula Uno. El piloto alemán no pudo alzarse definitivamente con el Mundial en el circuito nocturno de Singapur debido al segundo puesto de Jenson Button, pero un solo punto en la siguiente carrera le otorgaría de nuevo la gloria.

Si los más alarmistas piensan que el mundo desaparecerá en 2012, Vettel estará cruzando los dedos para que el próximo 9 de octubre en Suzuka no suceda nada fuera de lo normal y pueda conseguir, al menos, un punto para volver a ser campeón. De hecho, el no puntuar sería lo único que haría retrasar el bicampeonato del de Red Bull, que se ha quedado con un único enemigo, Jenson Button. Todos los demás perseguidores perdieron toda posibilidad de poder seguir dando guerra al alemán.

Vettel demostró una vez más el feeling que tiene con su monoplaza, el más rápido de la parrilla, y logró su novena victoria de la presente temporada. Ni la gran actuación de Button ni la aparición del safety car por un accidente de Michael Schumacher pusieron en peligro el triunfo del germano.

Únicamente algún tipo de problema en su monoplaza en la parte final de la carrera pudo darle un buen susto, ya que Button devolvió el interés al GP a falta de pocas vueltas para el final, cuando se acercaba de manera considerable a Vettel.

Hamilton quería venganza

Ya desde la salida Vettel no dio opción a sus rivales para que lo pudiesen adelantar. El líder salía desde la pole y ya en la primera curva comenzó a marcar un ritmo que nadie pudo seguir. Por detrás, la guerra se centró en Lewis Hamilton y Felipe Massa. El británico de McLaren tenía una cuenta pendiente con el brasileño por unas declaraciones fuera de lugar del piloto de Ferrari ante los medios el día anterior.

Hamilton había salido muy mal y tuvo que adelantar varios puestos hasta llegar a la parte trasera del Ferrari de Massa. El inglés no aminoró y en su ímpetu de adelantarlo tocó con su alerón delantero el neumático trasero del brasileño, lo que obligó a Massa a entrar en boxes para arreglar el pinchazo.

Hamilton también entró varias vueltas después para cambiar el morro de su McLaren, y poco después era penalizado con un drive through por el incidente con Felipe Massa.

Todo eso benefició a Alonso y Webber, que mantenían una bonita disputa por la tercera plaza. El piloto asturiano sufría en exceso el desgaste de sus neumáticos, aunque finalmente, por otra razón, fue adelantado por el australiano de Red Bull a falta de 27 vueltas para el final y después de que el único coche de seguridad se marchase de pista.

Webber aprovechó a la perfección el tapón que estaba creando el doblado Jaime Alguersuari para pasar a Alonso. Por delante, Vettel también tuvo la suerte que entre él y Button había varios doblados. De hecho, fue el inglés quien más sufrió en sus carnes las malas decisiones de estos pilotos con vuelta perdida.

En los últimos giros, cuando parecía que Vettel sufría algún tipo de problema en su monoplaza -aunque según el piloto, «tenía todo bajo control»-, y el británico escuchaba por su radio que siguiese empujando, Jenson Button se vio perjudicado por los coches doblados.

El alemán, seguramente con lo ocurrido en Canadá en su mente, adelantó a varios de ellos, perdiendo tiempo, y poco después hizo lo propio Button, aunque no fue suficiente. Vettel alzaba los brazos eufórico al ver la bandera a cuadros y al tener el Mundial a un sólo punto.