Kike DE PABLO  | Alpinista

Marcel Pérès, 68 años, antiguo prefecto del departamento francés de Isère y también antiguo director de la ENSA en Chamonix, lo tiene claro: no hay ninguna contradicción entre la libertad de la práctica del montañismo y el derecho al socorro alpino.

El lema de la República: Libertad, Igualdad, Fraternidad, casa mal con una factura de helicóptero a 14.000 euros/hora. ¿Por qué entre los 19.000 accidentes domésticos mortales, o los 400 o 500 en la mar, habría que discriminar a la centena de muertos en montaña?

Militante recalcitrante de la gratuidad del socorro en montaña, teme la privatización rampante de los grupos de socorro ante la presión de los lobbies alpinos. Loable actitud para alguien que ha estado situado en cabeza de la Administración.

Marcel Pérès declara: «Preconizo dos cosas: no reglamentar el acceso a las montañas, y que la gestión del socorro se haga conforme al principio de solidaridad». Y cita al mítico explorador Roger Frison-Roche: «Cuando en nuestro país no queden márgenes de libertad en montaña, será el principio de un mundo de personas irresponsables e incapaces de funcionar de forma autónoma».

Me temo que en esta época de gigantescas transferencias de recursos públicos a manos de unos pocos -y lo que te rondaré, morena-, esta privatización tendrá lugar si hay negocio, y más probablemente esta prestación pública del Estado se verá reducida, e incluso eliminada, si llega el caso.

Al grito «que vienen los mercados» abandonamos nuestras pertenencias y corremos a refugiarnos en las montañas. Allí tampoco estamos seguros.