Raimundo Fitero
Desuso
Hay palabras de moda, otras que están en desuso, algunas que se empeñan en salir en todos los artículos, o que te atosigan como esos estribillos de canciones que aparecen un buen día, te acompañan durante unas horas y desaparecen. El verbo dimitir más que en desuso, está prohibido en ciertos ámbitos políticos. Por eso, que del intento censor del Consejo de Administración de RTVE, solamente uno de los abstencionistas, el representante de CC.OO. haya presentado la dimisión, se debe entender como algo absolutamente normal, que cumple todas las estadísticas. Es más, el comunicado de después de la rectificación es una pieza gloriosa que demuestra el grado de insuficiencia democrática de esos señores y señoras que según se ha sabido cobran cinto veinte mil euros al mes, tienen secretaria y coche con chófer, y no tienen ni horario concreto ni labores cotidianas que realizar. Un chollo de los grandes. Y en todos los entes existen estos cargos de designación partidaria. Como para dimitir con estas prebendas.
No obstante un día cualquiera, aparece una palabra que fascina, tanto por ella misma como por lo que designa. La última que ha conseguido ese estrellato de manera fulgurante es «neutrinos», que son unas partículas que dicen unos científicos que se mueven a una velocidad más rápida que la luz. Un supuesto descubrimiento que acaba con unos preceptos científicos fijados como dogma, que acaba con una mitología sellada, y que de nuevo abre la posibilidad a entrar en otra nueva era del desarrollo físico, matemático, astronómico o como se tenga que clasificar este supuesto y el resaltar lo de supuesto es porque muchos de los científicos dudan de que esto sea demostrable, que se pueda convertir en una verdad científica incuestionable. Y si fuera verdad, ¿en qué influiría en mi perfil de Facebook?
Ahora hay que esperar cómo se incorporan los neutrinos a nuestro mundo diario. Tiene rima, pero no es muy escatológica, por lo que no se le auguro mucho desarrollo. Quizás acabe formando parte de ese amplio apartado de estrellas fugaces que llegan, copan los telediarios de manera paradójica uno o dos días y quedan en desuso antes de tener uso común.