La Real desaprovechó una gran oportunidad para derrotar y distanciar a un rival que demostró estar en un mal momento, con una importante crisis interna entre el entrenador y máximo accionista Serra Ferrer, pero también con una crisis futbolística. Los blanquiazules tuvieron en un partido casi tantas ocasiones como en los cuatro anteriores, con tres balones al palo, pero también dieron facilidades defensivas que permitieron al Mallorca, con muy poco, acabar con su sequía goleadora y ganar.

Sin jugar un gran partido, la Real fue superior y tuvo ocasiones suficientes para golear, pero no las materializó y volvió a mostrar en los dos goles problemas defensivos habituales que deberán corregirse en el futuro.

La acción clave del encuentro fue la jugada del empate. El Mallorca llegaba con la moral muy tocada después de tres derrotas sin marcar y para el cuarto de hora ya iba por detrás en el marcador tras un error de Zuiverloon al habilitar a Agirretxe, al que también dejaron solo los centrales en una jugada con similitudes a la que valió el empate contra el Barcelona. Carlos Martínez buscó al usurbildarra, que con un toque de calidad marcó su cuarto gol de vaselina.

Ya antes, en el minuto 11, Vela envió al larguero un centro perfecto de Xabi Prieto y el Iberostar empezaba a ponerse nervioso. Pero la Real volvió a asumir su papel de equipo aspirina. En unos minutos en los que lo importante era controlar el partido para que se acrecentaran los nervios en el equipo local, De la Bella evidenció el gran problema de los laterales blanquiazules, que reculan por sistema en lugar de fijar su posición y buscar el balón cuando les encara su rival.

Nsue conoce como pocos ese defecto de sus ex-compañeros, que valió ese año en Segunda cuando con estar delante de los atacantes bastaba. Pero eso no sirve en Primera porque los rivales tienen más calidad. El balear avanzó mientras De la Bella reculaba hasta encontrar el pase a otro ex realista, Víctor, que superó a Demidov y marcó a la media vuelta. Esa jugada dio vida al Mallorca y equilibró el partido.

Los saques de esquina

La segunda jugada clave llegó en otro momento psicológico importante y de nuevo en otro de los problemas que se repite en defensa. Las acciones de estrategia. La Real había vuelto a meter el miedo en el cuerpo al Mallorca en el primer minuto del segundo tiempo al lanzar Vela una falta a la escuadra ante la que Aouate se equivocó al dejar el balón muerto en lugar de despejarlo. Xabi Prieto entró con toda la voluntad al remate que se echa de menos en otras ocasiones y su remate a dos metros de portería y con el israelita desequilibrado golpeó en el poste.

Volvió a ser Nsue, que da la razón a Lasarte en su decisión de utilizarlo en banda cuando reclamaba jugar por el centro, el que dio origen al 2-1. Cogió la espalda de Carlos Martínez y Demidov, que reaccionó a tiempo para obstaculizar su avance, pero no pudo evitar el impacto con Iñigo Martínez, que llegaba al corte en el área con la decisión y agresividad que se echa de menos a los laterales para buscar el balón en su zona.

El noruego tuvo que abandonar el campo sin poder defender el corner posterior, pero eso no justifica la mala defensa con sólo siete realistas en el área para controlar a cinco atacantes. Agirretxe era el único que aparecía en la zona de rechace fuera del área en la que esperaban dos rivales y cuando vio que no había remate en la primera acción empezó a salir sin esperar que Castro disparara sin ninguna oposición para marcar el 2-1.

El tercer balón al larguero

Esas dos jugadas y la falta de acierto de cara al gol permitieron a un pobre Mallorca ponerse por delante y tirar de oficio para cortar el ritmo del encuentro y perder el tiempo. Pese a ello, la Real tuvo ocasiones suficientes para empatar, sobre todo en un gran remate de Agirretxe al larguero a perfecto servicio de Illarramendi, y en dos disparos de Griezmann que no encontraron el empate que -como mínimo- mereció la Real, por mucho que Víctor Casadesús tuviera al final una clara opción para marcar el 3-1.

La Real no supo traducir en el segundo tiempo en el marcador su superioridad. Tampoco aprovechó primero la temprana tarjeta amarilla de Cáceres por abrirle una ceja a Xabi Prieto y luego su lesión. Laudrup colocó a Martí en el lateral izquierdo tras la lesión de Cáceres y a sus 36 años hizo valer su experiencia y su conocimiento del donostiarra para controlarlo. También recurrió a uno de tantos golpes que recibió Xabi sin que fueran castigados con tarjeta.

No supo jugar la Real la segunda parte, pero tiene tanta calidad de medio campo para adelante que, aún así, fabricó opciones suficientes para al menos empatar. Montanier lo buscó con el 4-2-4 que ensayó contra el Brest al dar entrada a Diego Ifrán como segundo delantero y prescindir de Mariga. Quizás hubiera sido mejor retirar a Zurutuza, porque el buen centrocampista debarra no ha comenzado la temporada en su mejor momento y le cuesta acabar los partidos, más con el calor que hacía ayer en Mallorca.

Ese cambio y esa temperatura motivaron que el partido se rompiera al final con un Mallorca que contó con la colaboración de Ayza Gámez y de los propios jugadores realistas para perder tiempo y ganar un partido que le deja a un punto de la Real cuando ayer debió quedar a siete. Este tipo de oportunidades de alejar y de dejar tocados a rivales directos son las que no conviene desperdiciar. Ahora los realistas deben intentar que no se repita ante el Athletic.