Acuerdo de Gernika: un aniversario feliz
El primer aniversario del Acuerdo de Gernika ha estado marcado por la firma del Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK). En medio de una fuerte y sentida ovación, sin duda representativa de un sentimiento de alegría generalizado en el país, la rúbrica ha significado un hito esencial en el camino hacia la paz y las soluciones definitivas. Un paso que consolida una atmósfera social de confianza, que construye un entorno político sobre bases aún más sólidas e inyecta una enorme dosis de fuerza para que el Acuerdo de Gernika despliegue todo su potencial y continúe sumando en una labor más expansiva. EPPK, con su iniciativa colectiva y general, muestra su compromiso por un futuro sin violencia y su disposición a ser, más allá de la firma, participante proactivo en los retos que fija el Acuerdo. Desde ayer, el Estado está argumentalmente más desarmado, y la apuesta por la paz, más reforzada en razones. Gernika necesita una gestión más ofensiva ante Madrid, y no le van a faltar para ello ni oportunidades ni nuevos pasos de los presos vascos ni el apoyo mayoritario del país.
Con esos activos, y tras un año de existencia en el que, con tantos partidos políticos y agentes sociales la administración interna del Acuerdo no siempre ha sido fácil, el plan de acción anual que se dio a conocer puede y debe coger una marcha más. Los últimos doce meses han sido testigos de pronunciamientos decisivos de ETA, una destacable movilización ciudadana, un apuntalamiento con garantías del nuevo escenario. Con más experiencia y mejores condiciones, cobra sentido afrontar con más ambición los próximos meses. Y hacerlo tanto en la integralidad del Acuerdo como en todos y cada uno de sus puntos.
Obviamente, el Estado podría hacer que las cosas rodaran con más facilidad. Su balance anual arroja síntomas para la preocupación: golpes represivos, sentencias disparatadas, un lenguaje envenenado que pretende sustentar la paz sobre el imposible esquema de vencidos y vencedores... El Estado podrá seguir enrocándose en la cerrazón y en la represión. Pero Gernika no se para. Responderá con más iniciativa y caminará con paso firme.