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Primer aniversario del acuerdo de Gernika

El Acuerdo de Gernika recibe con aplausos a EPPK y exige pasos también al Gobierno

En medio de una fuerte, larga y sentida ovación, el Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK) suscribió ayer el Acuerdo de Gernika en el acto de celebración de su primer aniversario. Los firmantes consideran que las actitudes que mantiene el Estado son en estos momentos «el mayor peligro que tiene el proceso» y, por tanto, su plan de acción para los próximos meses buscará intentar cambiar esas prácticas obstruccionistas.

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Iñaki IRIONDO | GASTEIZ

La firma por parte del Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK) fue el eje político y emocional del acto de primer aniversario del Acuerdo de Gernika. El paso adelante dado por los prisioneros, a pesar de las duras condiciones en las que viven cada día, fue destacado por los organizadores del acto, dando pie a una sentida ovación por parte de los asistentes que llenaban el Lizeo Antzokia.

Veintisiete ex presos y ex presas políticas vascas subieron al escenario entre aplausos que no pararon hasta pasado un tiempo después de que todos ellos estuvieran ya arriba. Alli había personas de todas las edades, con muchos años de conde- na cumplidos a sus espaldas, lo que en algunos casos se evidenciaba también en visibles secuelas físicas.

En su nombre y en el del colectivo al que en esos momentos daban representación física habló Itziar Galardi, quien comenzó admitiendo que su papel no era fácil. Recordó que los hombres y mujeres que siguen en las cárceles españolas, firmes y con dignidad, aman a su pueblo, buscan la libertad de Euskal Herria y han pretendido hacer su pequeña aportación por un mundo más justo, tarea en la que consideran que «merece darlo todo».

«Vamos en el mismo tren»

Galardi recordó que EPPK señala en su comunicado que el Acuerdo de Gernika ha hecho una apuesta por la solución integral del conflicto, con el reconocimiento de Euskal Herria y el derecho de autodeterminación, frente a la imposición de los estados español y francés. «Teníamos que jugar un papel activo en el proceso de paz, y nuestra referencia es el Acuerdo de Gernika, porque nos reconoce ese papel activo en un proceso que busca un escenario de paz y de soluciones democráticas», manifestó.

La ex presa -que pasó veinte años en diferentes cárceles españolas entre 1982 y 2002- incluyó un importante matiz en su intervención, realizada íntegramente en euskara. Señaló que «no queremos actuar a favor de los presos, lo que queremos es actuar con los presos». Añadió que «vamos en el mismo tren» y abogó por «traer entre nosotros» cuanto antes a presos y presas, y «traerlos con vida y con dignidad».

También defendió la necesidad de «garantizar la participación del Colectivo en el proceso» y destacó que la firma del acuerdo por parte de los presos y presas muestra «su compromiso ante nuestro pueblo».

Después de estas palabras, un «gora». Y de nuevo entre aplausos, los ex presos Gloria Rekarte y Jon Agirre Agiriano -excarcelado este último en mayo tras haber cumplido treinta años de prisión- estamparon su firma en el ejemplar del Acuerdo de Gernika que el alcalde de la localidad y depositario del mismo, José Mari Gorroño, había colocado previamente en un atril.

Dos chicas dantzaris ofrecieron un agurra a los ex presos y ex presas y, a través de ellos, al conjunto del Colectivo. Su retirada del escenario volvió a producirse entre la ovación de los asistentes.

En el Lizeo se encontraban los principales dirigentes de los partidos, sindicatos y organizaciones firmantes del Acuerdo. La delegación de la izquierda abertzale estaba liderada por Jone Goirizelaia y Rufi Etxeberria, aunque en otros asientos podía verse también a otros destacados dirigentes, algunos veteranos y otros más jóvenes. Por EA acudió su secretario general, Pello Urizar, y la secretaria de Comunicación y diputada foral de Cultura, Ikerne Badiola. El coordinador general de Aralar, Patxi Zabaleta, estuvo acompañado de Rebeka Ubera. Por Alternatiba participaron Oskar Matute y Begoña Vesga. En la primera fila podía verse también a la secretaria general de LAB, Ainhoa Etxaide, y a la portavoz de STEE-EILAS, Belen Arrondo.

Año de avances insuficientes

El acto comenzó con un saludo y breve discurso del alcalde de Gernika, José Mari Gorroño, que fue quien hace un año recogió el documento original del acuerdo y que ayer, tras haber sido reelegido por abrumadora mayoría en las últimas elecciones, volvió a llevarlo al Lizeo para incorporar las nuevas firmas.

En nombre del conjunto de firmantes, Lore Martinez Aspe, teniente de alcalde de Aretxabaleta, leyó un balance de este año transcurrido, entre cuyas luces incluyó los pronunciamientos de ETA y la movilización ciudadana. Destacó entre las sombras el comportamiento del Estado español.

En el documento se critica la no asunción de que la paz debe darse «sin vencedores ni vencidos». Se denuncia el recrudecimiento de la represión y que los únicos pasos que haya dado el Gobierno en materia penitenciaria hayan sido para «encrudecerla». Se recuerdan las detenciones, las denuncias de torturas y la ilegalización de Sortu. Por ello concluyen avisando de que «en estos momentos son esas actitudes y esa política el mayor peligro que tiene el proceso».

En contraste, los firmantes destacaron el paso «positivo y de gran valor» dado por ETA, a la que describen como «una de las expresiones más violentas del conflicto», al declarar un alto el fuego que «ha posibilitado que el proceso se active».

En resumen, los firmantes entienden que, después de un año, «las condiciones sociales y políticas para que la pacificación y normalización sigan adelante son mejores». Sin embargo, también son conscientes de que estos procesos suelen resultar «largos y dificultosos», por lo que «es necesario analizar continuamente dónde se encuentran los mayores obstáculos para avanzar, ya que los parones hacen peligrar los procesos».

Plan de acción anual

El cantante Rafa Rueda se encargó de separar, con dos de sus canciones, los tres bloques en los que se estructuró el acto. Tras el balance del año transcurrido y la firma del Acuerdo por parte del Colectivo de Presos Políticos Vascos, llegó el turno de exponer los planes para los próximos doce meses. Para darlos a conocer, subieron al escenario una amplia representación de la treintena de partidos, sindicatos y organismo que han suscrito ya el documento.

El plan de acción anual tiene como eje la socialización del proceso de paz y normalización, para que cale en la gente, se sumen a él nuevas firmas y se acerque a la consecución de sus objetivos.

La solución que proponen al conflicto se define como «integral», «democrática», «sin perdedores ni perdedoras» y «dialogada». Por ello, debe contemplar y dar respuesta a todos los aspectos del conflicto, ha de ser respetuosa con el derecho de todas las personas, y debe basarse en el derecho a decidir.

Los firmantes del Acuerdo sostienen que frente a la idea de que al final debe haber vencedores y vencidos, «la paz y la normalización política de verdad nos colocan a todos en el bando vencedor frente al conflicto armado, al temor, a la imposición y a las discriminaciones».

Acercarse a los no firmantes

Los firmantes del Acuerdo de Gernika han observado que hay agentes políticos y sindicales a los que, «aun estando cerca» de su contenido, «les ha resultado difícil» suscribirlo. Por ello, se proponen buscar nuevas vías de trabajo en común, para que todo aquel que quiera pueda hacer su aportación de una forma tranquila y cómoda.

Para ello, se proponen mantener «una interlocución permanente» con quienes todavía no han firmado. «Allá donde sea posible -señalan- buscaremos la colaboración puntual. Allá donde ahora esto no parece posible buscaremos el diálogo y el intercambio, e incluso el emplazamiento».

En estos próximos meses, los firmantes pretenden también incidir de manera más directa en el trabajo institucional, tanto en el plano municipal como en los parlamentos de Gasteiz e Iruñea.

Buscarán también «ampliar las relaciones internacionales con instituciones que tienen implicación en nuestro proceso, con organismos internacionales de mediación y con agentes que han vivido procesos similares en otros lugares».

Los firmantes del Acuerdo de Gernika se proponen igualmente ahondar en el terreno de la comunicación. Su deseo es «aparecer con voz propia respondiendo a los obstáculos que vayan apareciendo y tomando iniciativas en positivo».

Concluidas las exposiciones, firmantes y público acabaron cantando una canción cuya letra se proyectó en el escenario a modo de karaoke.

Convocan una manifestación nacional el 22 de octubre en Bilbo

Entre las iniciativas surgidas del acto de ayer destaca la convocatoria de una manifestación con el lema «Euskal Herriak konponbidea nahi du» para el próximo 22 de octubre en Bilbo. El llamamiento pretende aglutinar la apuesta de los firmantes por la participación ciudadana en el proceso con la presión social para ir desbrozando los obstáculos que se encuentran en el camino.

Tanto en el balance del año transcurrido como en el plan de acción para los doce próximos meses, los firmantes del Acuerdo hacen especial incidencia en la participación y la movilización social, pues entienden que son los elementos que «pueden hacer que los agentes directamente implicados se muevan en busca de soluciones justas en el proceso de pacificación y normalización política». La ciudadanía «se convierte en la única garantía» de avance del proceso, recuerdan.

Las movilización va dirigida a la búsqueda de objetivos generales, y otros más concretos como la mejora de la situación de los presos y presas políticas, la legalización de todas las opciones políticas, la desactivación de todas las agresiones que persisten, especialmente por parte del Estado, y el reconocimiento de todas las víctimas.

En el ámbito de la lucha por los derechos de los presos -ayer muy presentes en el acto- se apunta la «excarcelación de enfermos y enfermas, abandono de la doctrina Parot, traslado a cárceles de Euskal Herria y, en general, respeto a sus derechos y mejora de sus condiciones que facilite su participación en el proceso».

El Gobierno español sigue negándose a dar pasos

Confirmando punto por punto el análisis que hacen los firmantes del Acuerdo de Gernika sobre el inmovilismo del Gobierno español, su ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui, manifestaba ayer en una entrevista que el paso dado por el EPPK no cambiará la política penitenciaria, ya que «lo único que abre la puerta a un nuevo tiempo es el anuncio de un cese definitivo de la violencia».

El ministro también pretende dejar en manos de Sortu la responsabilidad de su legalización, insistiendo en las tesis de la Fiscalía y de la Abogacía General del Estado y pidiendo a la nueva formación política pronunciamientos que van más allá de la exigencia de la propia Ley de Partidos.

Entrevistado por «El Correo», Ramón Jáuregui intentó también moderar las reacciones que se han producido en los últimos días, señalando ahora que no se puede caer en un «entusiasmo exagerado» por el anuncio de EPPK de sumarse al Acuerdo de Gernika porque es un «paso», pero «no hace irreversible» el proceso.

Entre tanto, desde el PP de la CAV, Iñaki Oyarzábal ha interpretado el paso como parte de «una precampaña electoral. Tratan de enredar a los demás en su propio discurso». GARA

Estatuaren jarrera ulertezina egiten zaiola argi utzi du Currinek «El País»-en

Espainiar Estatuaren jarrerari buruzko adierazpen mamitsuak egin ditu Brian Currinek, non eta bertako egunkari salduenean: ``El País''-en. Bertan argi utzi duenez, hasiera batean gatazkaren konponbidea lortzeko bitartekaritza lana egin zezakeela pentsatu zuen -ezker abertzaleak ere halaxe eskatu ziola dio-, Irlandan aurretik egin zuen bezalaxe, baina aukera hori «oso urruti gelditu da». Izan ere, «negoziazio baketsua» ez dela «alternatibarik onena» deliberatu du Gobernu espainolak. Horretan Gobernua espainola oker dagoela ere adierazten du Currinek, John Carlin kazetariaren galderei erantzunez. Carlinek Arnaldo Otegiri ere elkarrizketa egin zion duela hilabete batzuk ``El País'' egunkarirako, eta 2005-2007ko negoziazio prozesuak iraun bitartean ere artikulu argigarriak idatzi zituen. Biziki interesgarriak dira, beraz, bai galderak bai eta erantzunak ere.

Brian Currinek nabarmentzen duenez, Madrilek «ETA suntsitzea» baino ez du aurreikusten, baina, gertatuko balitz ere, «horrek ez luke ezer konponduko». Sri Lankako tamil tigreen adibidea jartzen du mahai gainean Currinek: «Erabat suntsitu dituzte, baina dagoeneko zelula txiki batzuk berrantolatzen ari dira, eta hamar urte barru gatazka bortitza sortuko da berriz ere; ziurtasun osoz esaten dizut hori». Neurri berean, Gobernu espainolak «ezin du Euskal Herriko etxe eta gela bakoitzaren gaineko kontrol poliziala izan. Beste lagun `gogor' batzuk agertuko dira, armei heltzeko prest, eta gatazkak hamarkada gehiagotan iraungo du, azkenean akordio politikoa eskuratu arte». Beraz, horrelako kasuetan «eskuzabaltasun eta pragmatismo apur bat behar da», aipatzen du Currinek. Hala ere, elkarrizketa ikusita, ez dirudi Madrilek bide hori hartuko duen itxaropen handirik duenik.

Arnaldo Otegiri eta gainerako lau euskal militanteei ezarritako zigorraz iritzi oso garbia du Hego Afrikako adituak: «Eskandalagarria da». Beharrezko ikusiz gero, epaimahaiak zigor sinbolikoa jartzeko aukera ere bazuela aipatzen du: «Bost minutuko zigorra eta kito, auzitegi batek egin dezake hori». Ikusitakoak ikusita, Gobernu espainolak ez duela giro berri hori sortu nahi ondorioztatzen du.

Bere garaian Londresek Irlandan erakutsitako jarrera eta Madrilek egun Euskal Herrian duena urruti daudela uste du Currinek. «Ezberdintasuna, nire ustez, honakoa da: PPk zein PSOEk euskal gatazka bozak lortzeko eta besteari bozak kentzeko erabiltzen dute. Horrek oso zail jartzen ditu gauzak; badakizu mugitzen bazara besteak jipoitu egingo zaituela (...) Laboristak eta kontserbadoreak ados jarri ziren Erresuma Batuan. Espainian ere hala izan balitz, gatazka aspaldi konponduta izango litzateke». R.S.

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