Mark Cavendish (HTC) no desaprovechó la oportunidad que la UCI brindó a los sprinters con el Mundial más suave de los últimos años y superó en la larga recta final al australiano Matthew Goss y al alemán André Greipel, que completaron el podio final de Copenhague.

Era tan propicio el Mundial para los velocistas que Gilbert ni lo intentó y se limitó a sprintar para sumar el decimoséptimo puesto. Ni los 266 kilómetros hicieron mella en el pelotón y 85 corredores llegaron en el mismo tiempo del ganador. No fueron más porque unos cuantos se descolgaron para llegar tranquilos tras hacer su trabajo. Acabaron 177 ciclistas, la cifra más alta en un Mundial, con sólo 33 abandonos. La media del ganador de 45,8 por hora en 260 kilómetros evidencia la escasa dureza del recorrido.

Los dos vascos participantes, Juanma Garate e Imanol Erviti, llegaron a unos pocos segundos del gran grupo tras dejarse ir una vez cumplido su trabajo para Freire. El cántabro no pudo optar a su cuarto título mundial y se tuvo que conformar con la novena plaza porque no tiene la punta de velocidad necesaria para competir con los mejores sprinters en una llegada así.

Era un día para los sprinters puros y Cavendish confirmó que es el mejor para lograr su decimotercera victoria de la temporada. Ganó dos etapas en el Giro y cinco en el Tour y se fue de vacío en la Vuelta, pero en el Tour de Gran Bretaña previo al Mundial ya logró dos etapas y ayer se impuso con más mérito que en otras ocasiones porque no tenía al final un tren como el que le ofrecía el HTC y tuvo que buscarse el camino sin un lanzador y apretar hasta el final para ganar a su compañero hasta este año Matthew Goss.

Más apretada aún resultó la lucha por la medalla de bronce, en la que se metió un Fabian Cancellara que sprintó sentado con su potencia y sólo pudo ser superado por Greipel por unos milímetros que le impidieron sumar su segundo bronce y quitarse el mal sabor de boca de su decepcionante crono.

Hushovd no pudo sprintar

Todo el interés del Mundial se redujo a la larga recta de llegada y el único aspecto destacado fue una caída que dejó sin opciones de defender el título a Hushovd. Hasta ese instante la carrera estuvo marcada por una fuga en la que entraron Lastras, Roux, el ucraniano de Caja Rural Chuzda, Iglinksy, Kiserlovski, Kangert y Poos. Tuvieron ocho minutos de ventaja y luego fueron alcanzados por Paolini, Kaisen, Van Summeren, Offredo y Clarke.

El pelotón siempre tuvo controlada la fuga y fue la selección de Cavendish la que más trabajó para anularla a 30 kilómetros de la meta. En la parte final Thomas Voeckler quiso tener el papel protagonista que no le concedía el recorrido y escaparse antes de acabar la penúltima vuelta con Lodewick, Hoogerland y Nicki Sorensen.

Wiggins fue el encargado de marcar el ritmo para atrapar a Voeckler, pero eran muchas las selecciones interesadas en llegar al sprint y fueron las de Alemania y Australia las que comandaron el pelotón en los últimos kilómetros sin poder impedir la victoria de Cavendish.