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La galería Arteko muestra la visión de Donostia de Corea

La galería Arteko muestra estos días la exposición «San & Sebastián» una visión muy particular de dos artistas coreanos que fusionan dos trabajos muy diferentes; el paisaje y el retrato, el misterio del bosque coreano, con el posado de gente llamada Sebastián o sus derivados.

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M. LARRINAGA | DONOSTIA

San es el significado acústico de montaña en coreano; Sebastián es el nombre del santo de Donostia. Así, la galería Arteko une la obra de dos artistas totalmente diferentes en una misma sala, al mismo tiempo que une las montañas con los retratos, las imágenes en blanco y negro y en color, fotografías estáticas con un montaje audiovisual. Pero, aunque parezca caótico, las dos muestras se compenetran, dando quietud, tranquilidad y sosiego a la galería.

Kyungwoo Chun (Seúl, 1969) es conocido en Donostia por sus exposiciones y performances en Arteko y su presencia en la feria DFoto en 2004. Esta es su tercera exposición y, en homenaje a una ciudad (Donostia) que admira, se ha basado en una tradición coreana que dice que el nombre es un componenete esencial en el ser humano, una marca indeleble que juega un papel importante en la vida de las personas. Por ello, ha retratado a personas que se llamen o apelliden Sebastián, tal y como aparece el santo en las imágenes.

Además de los veinte retratos que forman la exposición, también ha añadido un montaje audiovisual donde se pueden ver a los modelos de las fotografías en los largos cinco minutos de pose, dejando al descubierto los pequeños movimientos que realizamos a raíz del cansancio de estar quieto.

Por otro lado, y contrarrestando los retratos de Chun, Joo Myung-Duck (Anak, 1940), considerado un maestro en el género fotográfico, expone por primera vez en Donostia sus enigmáticos paisajes coreanos.

Myung-Duck trabaja con la técnica fotográfica elemental, siempre en blanco y negro, y él mismo desarrolla todo el proceso; desde que realiza la foto con una cámara analógica hasta el revelado. Después de todos los años de experiencia que tiene a sus espaldas, trabaja como le marca su propia intuición, con veladuras y jugando con los tiempos de exposición. El resultado son una imágenes de los bosques coreanos que dan la sensación de que son negativos debido a su oscuridad, o justamente lo contrario, imágenes con mucha luz que parece que estén quemadas.

REFLEXIONES

La exposición está formada por veinte retratos que hacen reflexionar sobre las relaciones entre la existencia individual y el tiempo universal, y unas imágenes de paisaje que parecen lugares de la época de la dinastía Silla. La muestra permancerá abierta hasta el 30 de octubre.

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