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El ecobarrio: un concepto urbanístico para diseñar la sociedad del futuro

¿Qué es un ecobarrio? ¿Un programa urbanístico creado con técnicas que respetan el medio ambiente o barrios con los que se quiere avanzar hacia un nuevo modelo de sociedad? Un fórum que ha tenido lugar en Baiona ha intentado despejar estas incógnitas.

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Ainize BUTRON

En una sociedad en la que durante las últimas décadas se ha promocionado el modelo de vivienda individual, rodeada de un terreno verde y en zonas alejadas de centros urbanos, los ecobarrios responden a otra visión de organización de la ciudad. «La expansión urbanística es un grave problema», advirtió Grace Yepes -arquitecta de la empresa Nobatek, ubicada en Angelu- la semana pasada en el Fórum sobre Ecobarrios celebrado en Baiona. En los años 2006 y 2007 muchas colectividades del Estado francés tomaron conciencia del problema que suponía ese modelo de urbanización. El Gobierno francés, respondiendo a la presión internacional, se basó en experiencias ya muy adelantadas en el norte de Europa para lanzar los programas denominados «Ecobarrios». Y se fijó el objetivo de que para 2012 haya un ecobarrio en cada ciudad.

¿Qué significa «ecobarrio»? Para contestar a esta pregunta, arquitectos, técnicos del Ministerio francés del Medio Ambiente y de la Región de Aquitana, reunidos en la capital de Lapurdi, precisaron que estas operaciones «tienen que responder a objetivos medioambientales, económicos y sociales: un barrio aislado del resto del mundo, donde nadie se habla, no es un ecobarrio».

Proponer viviendas financieramente accesibles, con transportes públicos, comercios y servicios de proximidad y, sobre todo, crear una urbanización densificada donde el factor humano tenga un lugar primordial son algunos de los criterios que se quieren difundir mediante la creación de estas zonas residenciales. «La idea es crear un nuevo modelo de sociedad frente a la vivienda individual. Para eso, el concepto de `vivir bien juntos' es importante, y para conseguirlo es imprescindible que en su creación no sólo participe el alcalde, sino también el ciudadano que resida allí mañana. Es un modelo de gestión más complejo», insistió Frank Faucheux, responsable en la Oficina de Organización Sostenible del Ministerio de Medio Ambiente.

Favorecer la recogida selectiva de las basuras, crear calderas y sistemas de calefacción solar colectivas, así como parkings colectivos, son principios de sostenibilidad que defiende Fauchaux. «Lo ideal sería que se discutiera en una comisión gestora abierta a la ciudadanía, al servicio técnico y a los promotores en cada fase de la realización», prosiguió. En su opinión, el proyecto de ecobarrio va más lejos, ya que no se trata de crear un oasis de tecnología ecológica en medio de una ciudad, sino que también debe servir de ejemplo: «Hay que hacer evolucionar las ciudades hacía un modelo sostenible. Los ecobarrios son laboratorios de experiencias que pueden aplicarse al resto del urbanismo».

Objetivos todavía por definir

La arquitecta Grace Yepes, por su parte, insistió en que la idea del ecobarrio es «hacer que la ciudad sea más humana» y lamentó que «llevamos veinte años de retraso en este tema».

El ecobarrio sería un lugar de experimentación ecológica que permitiría desarrollar un modelo de sociedad más humano y respetuoso con el medio ambiente. Para alcanzar ese objetivo queda aún mucho camino por recorrer. «Decir que todas la ciudades tienen que tener su ecobarrio está bien, pero también hay efectos perversos. Hay laboratorios de ecobarrios por todas partes; es bonito, es necesario y, sobre todo, está de moda. Hay que tener cuidado con lo que se hace, y para eso hay que definir objetivos. Por ahora, no los hay», denunció.

En Ipar Euskal Herria, para responder a la presión inmobiliaria de Baiona, Angelu y Biarritz, en los pueblos periféricos han florecido en pocos años muchos programas inmobiliarios de hábitat disperso. Por ello, el debate sobre la creación de ecobarrios podría ser la apertura hacía una nueva era de construcción inmobiliaria. Por ahora, existen dos programas de este tipo. El proyecto «Le Séqué», a diez minutos en coche del centro de Baiona, se extiende sobre catorce hectáreas y, a su finalización, acogerá a 625 familias. El ecobarrio de «Maharin», en Angelu, con sus ocho hectáreas es uno de los proyectos que la Región de Aquitana va a subvencionar para el año 2012.

 

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