Venganza, también en los premios literarios
A cualquiera que haya leído alguna obra de Joseba Sarrionandia, y no sólo en euskara, sino también alguno de los escasos libros del escritor de Iurreta traducidos a otras lengua; sin lugar a dudas a quien ha leído su último trabajo, «Moroak gara behelaino artean?» la adjudicación del premio Euskadi de Literatura en la modalidad de ensayo por esta obra le habrá parecido una justa y merecida decisión. Incluso a quienes no han leído la obra de Sarrionandia pero saben del prestigio que goza entre los lectores, a quienes son conscientes de la referencialidad del escritor en la literatura vasca y de su aportación en los diferentes géneros les habrá parecido algo de lo más lógico y normal. Sin embargo, el Gobierno de Lakua estima que por el hecho de que Sarrionandia se encuentre exiliado desde que hace nada menos que 26 años huyera de prisión tras cinco años de cautiverio no le hace merecedor de la dotación económica del premio, a tenor de la decisión de privarle de dicha dotación.
La supuesta sensibilidad literaria de Lakua al asegurar en su nota que no pone en duda los méritos literarios del galardonado no disimula su burda actitud, que ayer justificó argumentando la situación irregular ante la justicia de Sarrionandia, algo que en todo caso sería la justicia la que debería determinarla, así como las consecuencias de esa situación. Pero el Gobierno de Gasteiz ya ha decidido: puede acceder al premio, pero si resulta ganador del mismo, se le retira el dinero. La continua reflexión y rechazo de los prejuicios que caracterizan la obra de Sarrionandia contrastan con la invariable actitud de los gestores de Lakua, que no es otra que la de Madrid, materializada en políticas basadas en la venganza y en la ultilización chantajista de las personas más vulnerables para sus fines políticos.
Quizá si quienes han tomado esa decisión leyesen la obra premiada, que analiza brillantemente las relaciones de poder, sentirían algo de vergüenza. Pero, visto lo visto, tal vez fuera pedir peras al olmo.