Christian Goy, fiscal del Tribunal de Baiona hasta 2006, fecha en la que fue denunciado, fue condenado ayer por el Tribunal de Burdeos por las violaciones de cinco menores ocurridas cuando ejercía como abogado en la capital aquitana.

El proceso contra el ex magistrado, de 63 años, comenzó el pasado martes y ayer mismo el tribunal dictó la sentencia que lo condena a quince años de reclusión criminal.

Aunque los hechos se remontan a más de 25 años atrás, no fue hasta 2006 cuando la Justicia tuvo conocimiento de ellos. Ese año, una mujer presentó denuncia en la Gendarmería de Bazas (Departamendo de Gironde) contra Goy acusándole de haber abusado de ella y de su hermana. La denunciante, que era una adolescente cuando se produjeron los hechos, realizaba tareas de limpieza en el domicilio y fue allí donde tuvieron lugar los abusos contra ambas hermanas.

Cuando fue detenido en abril de 2006, Goy negó las acusaciones y las calificó de «calumniosas». Sin embargo, las investigaciones policiales posteriores revelaron otros casos similares ocurridos casi siempre en el entorno de su clientela, de su familia o de sus amistades.

Cinco menores

Así, Goy ha sido juzgado por la violación y abusos sexuales de cinco mujeres entre 1978 y 1995, cuando éstas contaban entre seis y catorce años.

Aunque durante estos cinco años sólo reconocía haber realizado tocamientos a sus víctimas, en el proceso el ex fiscal de Baiona terminó por admitir las violaciones, si bien subrayó que durante estos años ha «cambiado», que se arrepiente y lamenta sus actos y que tiene el deseo de «saldar cuentas con mi conciencia después de haber perdido todo».

Detenido en Gipuzkoa

Por otro lado, la Ertzaintza detuvo ayer en Gipuzkoa a un hombre de 34 años por disponer de imágenes pornográficas en las que los protagonistas eran menores de edad.

Algunas de estas imágenes le habían sido remitidas por los propios menores y fueron los padres de uno de ellos quienes dieron la alerta en febrero de este año, tras haber revisado las comunicaciones a través de internet de su hijo.

El detenido, acusado de corrupción de menores, se valía de una técnica conocida como gomming, consistente en «establecer lazos de amistad con menores en la red para ganarse su confianza y obtener datos personales».