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CONFERENCIA INTERNACIONAL DE DONOSTIA

La Declaración de Aiete pide cese definitivo a ETA, diálogo a Madrid y París y solución política a los partidos

La Conferencia Internacional de Donostia ha fijado un nuevo suelo sobre los pasos que se vienen dando en Euskal Herria. Los líderes internacionales, con Kofi Annan a la cabeza, llaman a ETA a declarar el cese definitivo de la actividad armada, a París y Madrid a «darle la bienvenida y aceptar iniciar conversaciones» y a los «actores no violentos y representantes políticos» a que abran el diálogo político y consulten a la ciudadanía. La pelota está en todos los tejados.

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Ramón SOLA | DONOSTIA

Una fotografía de relumbrón para un mensaje con contenido y, sobre todo, con recorrido. La Conferencia Internacional para Promover la Resolución del Conflicto celebrada ayer en Donostia ha aportado una hoja de ruta para alcanzar el objetivo de una «paz justa y duradera». Pasadas las 17.00, en los jardines del Palacio de Aiete, los seis líderes reunidos con partidos y sindicatos vascos durante tres horas hacían oír su voz, con el ex primer ministro irlandés Bertie Ahern como portavoz. Y su llamamiento se dirigía en tres direcciones distintas: ETA, gobiernos español y francés, y parti- dos políticos.

La apelación se articula en dos áreas diferentes, que se corresponden con las definidas en su día por la metodología de Anoeta. La primera es la que corresponde al conflicto armado, y la segunda, al político.

Así, Kofi Annan, Gerry Adams, Bertie Ahern, Jonathan Powell, Pierre Joxe y Gro Harlem Bruntland llaman primero a ETA a «hacer una declaración pública de cese definitivo de la actividad armada y solicitar diálogo con los gobiernos de España y Francia para tratar exclusivamente las consecuencias del conflicto» y se dirigen en paralelo a «los gobiernos de España y Francia» para reclamarles que le den la «bienvenida» y «acepten iniciar conversaciones para tratar exclusivamente las consecuencias del conflicto».

Junto a ello, estos líderes de alcance mundial emplazan a «que se adopten pasos profundos para avanzar en la reconciliación, reconocer, compensar y asistir a todas las víctimas, reconocer el dolor causado y ayudar a sanar las heridas personales y sociales».

Facilitar el diálogo político

En el cuarto punto, la Declaración de Aiete entra de lleno en el problema político de fondo. Annan y sus compañeros de grupo -tres de ellos protagonistas principales en la solución irlandesa- afirman que «en nuestra experiencia de resolver con- flictos hay a menudo otras cuestiones que si son tratadas pueden ayudar a alcanzar una paz duradera. Sugerimos que los actores no violentos y representantes políticos se reúnan y discutan cuestiones políticas, así como otras relacionadas al respecto, con consulta a la ciudadanía, lo cual podría contribuir a una nueva era sin conflicto».

Añaden que, también según su experiencia, «terceras partes observadoras o facilitadoras ayudan el diálogo», por lo que plantean que «aquí, el diálogo también podría ser asistido por facilitadores internacionales si así fuese decidido por las partes involucradas». Y lo apuntalan en el quinto y último punto, en el que se anuncia que «estamos dispuestos a organizar un comité de seguimiento de estas recomendaciones».

La declaración puso colofón a una jornada para la Historia, ya que durante tres horas prácticamente todos los principales partidos y sindicatos compartieron sus criterios sobre la paz y la normalización política.

La sesión se articuló con intervenciones de tres minutos en el caso de los partidos y de uno en el de los sindicatos, plazos cumplidos escrupulosamente dado que los tiempos se marcaban en una pantalla. En la sala de la Casa de la Paz estaban también los miembros del Grupo Internacional de Contacto coordinado por Brian Currin, los miembros de las seis organizaciones expertas en resolución de conflictos que promovían la jornada, y anfitriones como el diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, y el alcalde de Donostia, Juan Karlos Izagirre, en calidad de oyentes. Ambos se encargaron de recibir a todos los participantes en las escalinatas del Palacio de Aiete. Cubriendo el acto, más de 200 periodistas y 47 cámaras de televisión.

Desde sus experiencias propias

Los líderes internacionales a los que el PP había acusado de «no tener ni puñetera idea» realizaron intervenciones que fueron muy valoradas por los participantes a la salida. Había coincidencia en resaltar el peso que tuvo la de Kofi Annan. El ex secretario general de la ONU mostró un conocimiento de la situación en Euskal Herria que sorprendió positivamente, pero habló también en general del valor del diálogo político para la resolución de estos conflictos.

Los tres líderes que han sido claves en el proceso de paz irlandés se centraron lógicamente en explicar cómo se llegó al éxito en su caso. Así, Jonathan Powell recordó que el fin de la violencia del IRA y el decomiso de las armas llevó pareja también la excarcelación de los presos provocados por el conflicto, y subrayó el concepto de que este tipo de contenciosos sólo se pueden resolver si los líderes respectivos están dispuestos a asumir riesgos.

Pierre Joxe fue quizás quien más huyó de catalogar el conflico como político, en coherencia con la posición del Estado francés del que ha sido ministro de Interior, aunque su participación en la cumbre ha sido una señal que contrasta radicalmente con las reticencias y rechazos del Estado español. Menos reparos mostró la intervención de Gro Harlem Bruntland, que incluyó también otros aspectos como la importancia del papel de las mujeres en la resolución de los conflictos. Para todos estos líderes, como reza la declaración en su primer párrafo, el conflicto armado vasco, el último de Europa, debe acabar: «Ha llegado la hora y la posibilidad».

SEGUIMIENTO

Los firmantes de la Declaración de Aiete se comprometen a dar continuidad a su aportación: «Estamos dispuestos a organizar un comité de seguimiento de estas recomendaciones».

Annan reclama «valentía» a todos

En su discurso ante partidos y sindicatos vascos, Kofi Annan destacó que acabar con el «último conflicto armado de Europa» requiere «una valentía extraordinaria» a todas las partes y sustituir la violencia por «el diálogo y la política». Advirtió de que los obstáculos que surgen en la última etapa de un conflicto son a menudo los más difíciles de superar y abogó por implicar a todos los actores en el camino hacia la paz: gobiernos, autoridades locales, líderes religiosos, empresarios, ONG, sindicatos y medios de comunicación. Tras asegurar que nadie debe ignorar las injusticias del pasado, elogió también a los líderes que rechazan ser «prisioneros de la Historia».

Convencido de que la «enemistad» entre los pueblos no puede durar eternamente, Annan destacó que todas las partes deben ser conscientes de que los «compromisos y sacrificios» conllevarán beneficios. En este contexto, pidió «determinación e imaginación» para encontrar la salida y alertó de que sin liderazgo y compromiso la paz no durará. «No es fácil, pero cuando las partes en conflicto han recorrido un largo camino en un proceso de paz, son capaces de lograr una solución final», dijo citando casos como el de Kenia.

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