Un documental de los vecinos rompe con la historia oficial sobre la construcción de Otxarkoaga
Vecinos y vecinas de Otxarkoaga no estaban dispuestos a que otros escribieran la historia de su barrio, que este año ha cumplido medio siglo desde que llegaran sus primeros habitantes. Consideran que no hay mucho que celebrar, sino romper con la versión oficial. Y lo han hecho a través del documental «Otxarkoaga. El nacimiento de un nuevo Bilbao».
Agustín GOIKOETXEA
En 1959 se inició la construcción de lo que la dictadura franquista denominó «Poblado dirigido de Ocharcoaga», en el que el Ministerio de Vivienda en manos del arquitecto José Luis Arrese levantó 114 bloques con 3.672 pisos; de ellos, 8 torres de 15 plantas, las primeras que se edificaron en el Botxo. El ministro falangista, bilbaino de nacimiento, fue uno de los principales teóricos del nacional-sindicalismo y responsable de los planes con los que se hicieron miles de viviendas sociales en Bilbo, Madrid, Barcelona y Asturias.
En 1961 comenzaron a llegar los nuevos pobladores de Otxarkoaga, donde hasta entonces se erigían diversos caseríos en un ambiente rural y euskaldun. «Unos vinimos con ilusión a una nueva vivienda; otros vinieron obligados, tras ser arrasadas sus casas y, con ellas, sus ahorros y mucho trabajo», rememoran algunos de ellos, que mantienen aún en la retina las imágenes del Ejército español y la Policía Armada desalojándoles del Monte Banderas y subiéndoles a unos camiones con los pocos enseres que habían logrado salvar.
Las crónicas de la época reflejan que, a base de dinamita y excavadoras, los soldados acabaron con 1.589 «chabolas» y trasladaron a la fuerza a 2.155 familias a Otxarkoaga, a unas viviendas que para 1963 -dos años después de que fueran otorgadas- presentaban humedades y goteras que, con los años, derivaron en fallecimientos por neumonía. Por ello, por su insalubridad, muchos pisos de los bajos fueron clausurados después.
En 1964, Francisco Franco aprovechó el 27º aniversario de la toma de la capital vizcaina por las tropas fascistas -el 19 de junio de 1937- para inaugurar el poblado con el boato propio de la época, rodeado del alcalde, Javier Ybarra Berge (1963-1969), aunque fue en el mandato de Joaquín Zuazagoitia Azcorra (1942-1959) cuando se procedió a las expropiaciones de los terrenos a cargo del propio ministro, por las que se pagaron 150.253 euros. Las obras del nuevo barrio se acometieron en el mandato de Lorenzo Hurtado de Saracho (1959-1953).
En el documental, Koldo Urrutikoetxea, un vecino que fue concejal de Herri Batasuna en el Consistorio bilbaino, rememora la imagen de Otxarkoaga poblado de banderas españolas en un acto que sirvió de «instrumento de propaganda» para Franco. Lo curioso es que muchos de los jóvenes que presenciaron la inauguración estaban unos meses después protestando ante la Policía por las deficiencias y carencias del polígono. Para los antiguos pobladores de aquel entorno rural y euskaldun, la llegada de los emigrantes fue brutal, como lo fue la represión que habían sufrido tras la victoria fascista.
Desde un principio, la propaganda oficial quiso vincular la eliminación de miles de pequeñas viviendas en distintos puntos de la capital vizcaina -como Monte Banderas, Monte Cabras, Artxanda, Uretamendi y Campa de los Ingleses-, construidas por los propios obreros que procedían del éxodo rural español y eran mano de obra para la pujante industria vizcaina, con la voluntad del dictador «por eliminar el chabolismo».
Ésta es la línea argumental difundida por ``Ocharcoaga'', del cineasta catalán Jordi Grau, elaborado para ensalzar la labor del Gobierno franquista en materia de vivienda. El cortometraje, de 11 minutos de duración, se filmó exclusivamente para que lo visionara Franco, siendo recuperado en 2008 por la Filmoteca Vasca y la Filmoteca Española, en colaboración con el Ayuntamiento bilbaino, que lo proyectó en Zinebi y luego editó 2.000 copias en DVD para repartirlo gratuitamente en Otxarkoaga.
La recuperación de aquel trabajo levantó ampollas en muchos de los vecinos. La Asociación de Familias de Otxarkoaga criticó que fuera el Consistorio presidido por Iñaki Azkuna el que se esforzará en volver a proyectar «un nodo fascista de rancio abolengo». El organismo ciudadano acusó al alcalde jeltzale de «dar una victoria después de muertos a aquellos falangistas», por lo que comenzó a trabajar en un cortometraje que diera «una imagen seria y verdadera» del conjunto de la historia del barrio. El libro del historiador Luis Bilbao Larrondo ``El poblado dirigido de Otxarkoaga: Del Plan de Urgencia Social de Bizkaia al primer Plan de Desarrollo Económico» fue el primer ejemplo del afán vecinal por recuperar la historia, que continúa ahora con ``Otxarkoaga. El nacimiento de un nuevo Bilbao''.
Análisis crítico de la historia
Este proyecto, presentado recientemente en el barrio, pretende recuperar el pasado y la historia de Otxarkoaga desde un análisis crítico. Se trata de un documental de 19 minutos de duración, en euskara y castellano, acompañado de extras: un análisis más técnico sobre la construcción del polígono a cargo del historiador Luis Bilbao Larrondo; otro con las vivencias de habitantes de los caseríos que pasaron a convivir con los nuevos pobladores; y una explicación del porqué de este trabajo.
Se recuerda el contexto histórico y las condiciones sociales de finales de los 50 en Bilbo, que determinaron la construcción, pero también se destaca la tradición de lucha y autoorganización de sus habitantes, con mención especial al papel jugado por la Asociación de Familias de Otxarkoaga (AFO). Fruto de décadas de lucha, lograron que las instituciones remodelaran, rehabilitaran y urbanizaran en 28 años lo que se edificó en 18 meses de una forma deficiente y alejada de las necesidades de los futuros moradores.
«No queremos mirar al pasado con nostalgia o melancolía, debemos mirar al pasado con mirada crítica y deshacer mentiras, falsedades y leyendas», defienden sus autores.
En 1991, el ``Estudio sociodemográfico de Ocharcoaga'', de la Universidad de Deusto, apuntaba a que detrás de la edificación del polígono -ubicado a tres kilómetros del centro y aislado- estaba la necesidad de impulsar el sector de la construcción -entonces, como ahora, de capa caída- y el intento de evitar la convulsión social, ya que en 1960 cerca de 26.300 personas habitaban 4.987 «chabolas» con importantes carencias.
Empresarios e Iglesia fueron quienes presionaron para acabar con las edificaciones «ilegales» que poblaban las laderas de los montes que circundan la villa. Diez jóvenes arquitectos fueron los encargados del diseño y ejecución de la barriada: Pedro Ispizua, Javier Ispizua, Domingo Martín, Rufino Basáñez, Esteban Argárate, Julián Larrea, Antonio Zalvide, Martín de la Torre, Javier Arístegui y José Antonio Cirión, a los que se sumaron Luis Saloña y Juan Madariaga.
Otxarkoaga se convirtió en la década de los 60 en un modelo de urbanización de viviendas para el resto de promociones públicas de Bizkaia y, posteriormente, de cómo no hay que hacerlas, por sus graves deficiencias.
Los trabajadores comenzaron a construir el 16 de mayo de 1960 y al año siguiente llegaban los primeros vecinos. Quienes vivieron aquellos tiempos recuerdan la ausencia de equipamientos y cómo la urbanización de las calles no existía. «Otxarkoaga fue un laboratorio de experiencias en construcción, de edificar muchas viviendas en poco tiempo y baratas», subrayan al recordar el sinfín de deficiencias que se registraron.
El propio Larrondo resalta en la entrevista incluida en el DVD que para muchos «fue una sorpresa» que el régimen fascista fuera capaz de ejecutar un proyecto semejante. Se menciona que era habitual presentar planes de este tipo que no eran finalmente realizados, limitándose a ser meros actos de propaganda de los sucesivos gobiernos de Franco.
El documental incluye testimonios del pasado -como el del que fue presidente de la AFO, Isaac Torrijos- y actuales, con vecinos que ya poblaban la zona antes de que se construyera Otxarkoaga. A pesar de las décadas transcurridas, a éstos no se les olvidan las imágenes de cientos de personas desplazadas en camiones y la propia edificación del polígono.
Otxarkoaga era hasta 1959 un núcleo rural más de la antigua república de Begoña, en el que se sucedían caseríos y txakolis. El euskara era lengua de comunicación hasta la victoria de los franquistas; a partir de entonces se sucedieron las multas, cómo las que se dictaba contra baserritarras que daban las órdenes a los bueyes en su lengua materna. «Hablábamos con miedo», recuerdan. A.G.