El cine sigue sorprendiéndonos con el milagro de las películas pequeñas que se hacen grandes, lo cual tiene mayor mérito en los tiempos de recortes presupuestarios que corren. «Margin Call» se ha dado a conocer gracias al impulso del joven actor televisivo Zachary Quinto, que se ha implicado como productor en el proyecto, contagiando con su optimismo a un grupo de estrellas de Hollywood que se han unido a su causa desinteresadamente, hasta completar un reparto que es el gancho perfecto. Y todos ellos han confiado en el debutante J.C. Chandor, que ha escrito y dirigido la película con las ideas claras y una mentalidad de ahorrador, heredada de su padre, de quien además lo ha aprendido todo sobre el negocio bursátil.

Viendo «Margin Call» uno tiene la sospecha de que Chandor sabe más de economía de lo que transmite a través de una historia bastante hermética. Puede pensar que la labor divulgativa ya la han hecho los documentales «La doctrina del shock», «Inside Jobe» o «Vamos a hacer dinero», y que la ficción está para tocar otros aspectos más personales de la cuestión. Y da en el clavo, porque el espectador se siente indefenso en la sala de cine ante una información técnica que no comprende, que es como se sintieron los inversores a los que nadie les ha sabido explicar de una forma transparente lo que ocurrió con su dinero. Lo único que quedó claro es que lo perdieron para no recuperarlo nunca.

En «Margin Call» vemos a los hombres que manejan los hilos desde un despacho, y que entonces, y siempre, sólo se preocupan por salvar su puesto, sus privilegios y demás. La angustia que se siente al pensar que el futuro de tantos países y sus habitantes depende de estos hombres que visten de traje y corbata es indescriptible.