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Europa League

¡San Mamés sí les dio alas!

Los rojiblancos empataron ante un serio equipo austríaco, merced a una mala primera mitad en la que esta vez el acierto lo puso el conjunto rival. Todo lo contrario de la segunda, donde los de Bielsa salieron en tromba e igualaron la desventaja de dos goles gracias a otros tantos penaltis transformados por Llorente

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ATLHETIC 2

SALZBURG 2

Joseba VIVANCO

«We are the lions», el himno oficioso que ha preparado el grupo Blues n`Breakers, dicen, para acompañar al Athletic hasta la final de esta Europa League, sonó en los prolegómenos del partido de anoche en La Catedral como un vaticinio de lo que todos esperaban y... casi sucedió.

Eso sí, a los de Bielsa la canción les pilló en los vestuarios y salieron al campo como lo hicieran hace sólo unos días, pausados, tocando pero sin morder, ante un conjunto austríaco que esperó atrás desde los compases iniciales. No fue hasta el minuto 12 cuando Muniain hizo el primer disparo, flojo; luego De Marcos y Javi Martínez.

Tímidos envidos a la portería rival que sirvieron a los bilbainos, al menos, para comenzar a desplegar ese juego trenzado y más lacerante que les gusta, aunque falto aún de precisión. Lo malo es que los rojiblancos se adormilaron en ese intento. Y lo mismo que la fuerza sin control no es nada, la posesión sin efectividad tampoco lo es. Desconocidos, hasta el Salzburg pareció percatarse de ello y vaya que si lo aprovechó.

Avisó en el minuto 28 el pequeño Wallner y remató la faena apenas uno después, en un gol bien elaborado, que dejó a San Mamés más helado de lo que estaba ya un jueves noche. Tanto lo estaba que hasta desde el fondo norte se entonó aquello de «¿Dónde está, no se ve, la afición de San Mamés?».

Trató de recomponerse el Athletic con un cabezazo de un nada acertado Llorente que se le fue incomprensiblemente alto. Y ante tanta inoperancia, contestó el Salzburg con un gol de pañuelos, obra del habilidoso Leonardo, tras superar con una pared a la zaga local. Y San Mamés ya no se heló, se quedó literalmente mudo. Minuto 36. Volvían las malas sensaciones de aquel que se creía ya lejano partido ante el Betis.

Porque ante Osasuna le acompañó el acierto, pero anoche, otra clamorosa ocasión marrada de nuevo por Llorente no auguraba nada bueno. El Athletic insistió con su fiel A, B, C, pero esta vez ramplón. Demasiado toque atrás. Demasiada imprecisión adelante. Y buena parte del público comenzó a impacientarse y silbar. ¿Dónde estaba el juego desbordante de otros partidos?

En la segunda parte, Bielsa sentó a Ekiza y sacó a Gabilondo, retrasando a Javi Martínez. Y el Athletic, sí, saltó a morder. Y con la quinta metida. Éste sí era el equipo de otros días. Desbordante en ataque, quizá hasta revolucionados, pero lastrados con el pasar de los minutos por la falta de ese primer gol que les metiera en el partido. Salió Herrera por Iraola a los 20 minutos para poner orden. Y le hicieron penalti. Y la clavó Llorente, dedicado a los desconfiados. Y en La Catedral tronó, ahora sí, el ¡Athletic, Athletic! Había tiempo. «San Mamés, de noche, nos pone», dijo semanas atrás el Peter Pan llegado de La Romareda. Y de verdad que sí. Nuevo penalti, esta vez, por manos, y segundo del riojano. Quince minutos para la remontada. Sonó arrebato, pero ni con Toquero... Empate agridulce. Europa deberá esperar. El mejor Athletic, también...

 

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