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Sidi Bouzid reniega de la familia del primer m�rtir de la �Primavera �rabe�

Menoubia, la madre de Mohammed Bouazizi, el joven que dio comienzo a la �primavera �rabe� inmol�ndose en Sidi Bouzid, es persona non grata en su propio municipio. Sus vecinos le acusan de acaparar el protagonismo. Tras estas acusaciones se esconde el resentimiento de una deprimida localidad en la que sus vecinos no perciben mejor�as.
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Alberto PRADILLA

Menoubia es una mujer extra�a, siempre caus� problemas entre los vecinos. Por suerte, ya no vive aqu�, se march� a T�nez, la echamos del barrio�. Hanel Bouazizi, de 25 a�os, es prima de Mohammed, el joven de 27 que se inmol� el 17 de diciembre de 2010 en la plaza de Sidi Bouzid. Toda su vida ha transcurrido pared con pared con el m�rtir m�s c�lebre de la cuna de la revoluci�n tunecina. Hasta el momento en el que el vendedor ambulante, hastiado, se prendi� fuego e incendi� la revuelta que ha sacudido el mundo �rabe.

Ahora, sin embargo, todo son reproches hacia su t�a Menoubia. Aunque Hanel no es la �nica con lista de agravios. Buena parte de los vecinos la repudian. Le acusan de �protagonista� y de llenarse los bolsillos. Probablemente hayan convertido a esta mujer que perdi� a su �nico hijo en el chivo expiatorio de una realidad mucho m�s profunda que los correveidiles que aprovechan la presencia de periodistas para ajustar cuentas por rencillas familiares: nada ha cambiado en Sidi Bouzid. Los pobres (casi todos) siguen siendo muy pobres. Y los parados (la inmensa mayor�a) todav�a no han encontrado un empleo. Por eso, los j�venes que, como hac�a Mohammed Bouazizi, siguen gan�ndose la vida malvendiendo fruta o con apa�os diarios, ven las elecciones como algo muy lejano.

��l era bueno, pero su madre, horrible�, asegura Hanel. Quiz�s el hecho de estar muerto le permite ganarse la benevolencia. Aunque la joven tambi�n tiene sus peros al comportamiento de su primo: �en los �ltimos meses de su vida hab�a comenzado a beber�. Sin embargo, se muestra condescendiente y termina culpando a Menoubia, actualmente instalada en la capital. Seg�n vecinos como Hanel o su madre (cu�ada de Menoubia), que no quiere dar su nombre para �evitar problemas�, la casa contigua fue abandonada en diciembre. Ahora, su puerta met�lica permanece cerrada y desde lo alto, desde el balc�n reci�n construido de sus familiares, lo �nico que puede constatarse es que no hay rastro reciente de convivencia. Pero, en realidad, las versiones sobre la c�lebre familia se mueven en el terreno del ajuste de cuentas y las versiones interesadas. �Se march� en diciembre�, asegura Hanel. Pero, en marzo, cuando fue entrevistada por GARA, esta mujerona orgullosa del hijo al que vio por �ltima vez el aciago d�a en que sufri� la �ltima humillaci�n de una polic�a, segu�a en su domicilio. �Ven�a espor�dicamente�, contraatacan sus familiares.

Las cr�ticas contra la matriarca Bouazizi no proceden solo de sus lazos m�s cercanos. Es casi un estado de opini�n. �La gente esperaba otra cosa de ella�, se�ala Jamal, uno de los conductores de las furgonetas que unen Sidi Bouzid con la capital, y que explica que la mayor�a de la poblaci�n considera que el Estado llen� los bolsillos de la mujer y que esta se march� con el dinero. Tambi�n le responsabilizan de la avalancha de periodistas, y de la deteriorada imagen que la prensa ha proyectado del municipio, e incluso llegan a acordarse de ella cuando maldicen que, a pesar de tantos corresponsales, nada ha cambiado. �No quiero hablar. �De qu� sirve todo esto? Han venido decenas de c�maras pero seguimos igual�, protesta, visiblemente harto, uno de los vendedores ambulantes ubicados frente al lugar donde Mohammed Bouazizi se prendi� fuego.

Puede que Menoubia est� pagando los platos rotos de un sentimiento de abandono que se refleja incluso en el nombre de la revoluci�n tunecina. Los medios occidentales, los partidos pol�ticos y la capital hablan de la revuelta del 14 de febrero, el d�a en el que Zine El Abidine Ben Ali abandon� el pa�s. Los habitantes de Sidi Bouzid, que llevaban desde el 17 montando barricadas y llorando en funerales, protestan por haber sido marginados hasta en la memoria. �Ese es el verdadero comienzo. Pero quienes est�n en el poder, o quienes lo van a ocupar despu�s de las elecciones, no fueron los que hicieron la revoluci�n�, lamenta Jlawi Chiheb, de 38 a�os, un ex periodista de la Radio Nacional Tunecina que cogi� todos sus ahorros y los ha dedicado a montar una emisora libre con la que pretende reactivar la vida social del municipio. A pesar de su compromiso, Chiheb no tiene intenci�n de votar. Como muchos de sus vecinos, no cree que ninguno de los 63 partidos que presentan lista en este municipio de apenas 40.000 habitantes pueda aportar alguna receta v�lida. �No voy a votar. �A qui�n iba a hacerlo? �Alguien va a cambiar el hecho de que apenas cobro 35 dinares a la semana? �Alguien va a bajar el precio de los alimentos?�.

Mohammed Barghoubi, que se gana la vida con apa�os espor�dicos, reivindica que lo que ellos necesitan es trabajo. Y que �ste no ha llegado todav�a. �Estuve en las manifestaciones, fui golpeado y detenido, pero no ha mejorado nuestra situaci�n�, protesta.

Lo cierto es que, en Sidi Bouzid, lo �nico que ha cambiado es la arquitectura y el color de las casas. Hace diez meses, lograr un permiso para ampliar las modest�simas viviendas blancas que componen el municipio era un imposible. La corrupci�n obligaba a pagar por el permiso. Ahora que el Estado se ha difuminado, todo el que ten�a opci�n se ha puesto manos a la obra antes de que una nueva autoridad imponga restricciones. El paro, la falta de oportunidades y la escasez se mantienen. Como resume Jlawi Chiheb: �Nos dicen que el 23 de octubre ser� una fecha clave. �Pero qu� har�n hasta entonces los que tienen hambre?�.

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