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Guardias civiles y militares se quejan del nuevo escenario

Unos 200 guardias civiles se concentraron ayer ante Lakua, charanga incluida, para denunciar que se sienten «amenazados» por Bildu y afirmar que «no hay verdadera paz» porque perciben «odio». Mientras, en Madrid el I Congreso de Militares Españoles criticó la decisión de ETA.

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GARA | GASTEIZ

Una charanga que interpretó el himno español junto a pasodobles como ``Paquito el chocolatero'' animó la concentración promovida ayer por la Asociación Unificada de Guardias Civiles en Gasteiz en contra de lo que definen como «acoso» por parte de Bildu. Citan como ejemplo que en Oñati ha aparecido un vídeo que se mofa de la Guardia Civil y que recientemente se colocaron ante la entrada al cuartel unas maletas. La protesta de ayer, sin embargo, tuvo lugar ante la sede del Gobierno de Lakua, porque tenía como objetivo añadido denunciar «abandono institucional».

Algunos agentes sostenían un cartel con los ``Derechos humanos de la Guardia Civil'', además de numerosas banderas españolas. La decisión de ETA de poner fin a su acción armada no cambió la concentración, convocada con anterioridad, pero sí sirvió para que los guardias civiles alegaran que no se creen nada. Reajustaron su mensaje inicial contra Bildu por otro que apuntaba: ``En la verdadera paz no hay sitio para el odio''.

El secretario de Organización de la AUGC, José Antonio Agudo, remarcó a los periodistas que la declaración de ETA no va a cambiar esa sensación de hostilidad que perciben en Euskal Herria.

Alberto Moya, secretario general, añadió que el camino hacia la paz «hay que hacerlo con dignidad», lo que en su opinión pasa por obligar a los presos a agotar sus penas de cárcel y pagar las indemnizaciones.

De realizar declaraciones se encargó también María Jesús González, víctima de un atentado de ETA en Madrid en 1991, al igual que su hija, Irene Villa.

González añadió que «para los humillados y acosados, para los guardias civiles, no ha habido generosidad. Se les reconoce el esfuerzo y la sangre vertida, pero se les niegan los derechos constitucionales que Bildu exhibe impúdicamente: libertad para manifestarse, libertad para reunirse, libertad para opinar», aseguró.

Censuró además que ETA «no ha puesto fecha, ni hora, ni lugar para entregar las armas», y que «los 829 muertos, la mitad compañeros de la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía, no han recibido una palabra de recuerdo ni de perdón».

Entre los guardias civiles había banderas de comunidades autónomas vecinas, como Cantabria o La Rioja. Se veían carteles que acusaban al Gobierno de usar a la Guardia Civil como «mano de obra barata».

La intención inicial de la AUGC era realizar una concentración en Gasteiz y otra en Oñati, pero finalmente optaron por acudir sólo a Lakua.

Congreso de Militares

Algo similar se dijo en Madrid, donde se celebró el I Congreso de Militares Españoles. Se aprobó una declaración en la que recalcan que «la palabra de un terrorista no tiene ningún valor» y afirman que el final de ETA llegará cuando «dejen de existir sus armas, se desarticulen todos sus comandos y se reconozca a las víctimas».

La declaración fue leída al término del Congreso por Jorge Bravo, presidente de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME), organizadora de la reunión.

«No está en nuestro ánimo juzgar valoraciones de `incontenido entusiasmo'», afirman los militares, que consideran a continuación que el final de la acción de ETA se producirá realmente «cuando dejen de existir armas, explosivos y zulos que puedan seguir siendo utilizados al menos como elementos para atemorizar a la sociedad, y cuando todos los terroristas y su organización, sin excepción, se encuentren desarticulados y, por ello, no constituyan una amenaza real».

«La palabra de un terrorista no tiene ningún valor -proclaman los militares españoles-. Por eso, en estos momentos el terrorismo de ETA continúa existiendo. A pesar de la `euforia' de algunos, en muchos persiste la duda y el escepticismo».

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