Txisko Fernández | Periodista
Otro brindis por todos los gudaris
Los dirigentes del PNV eligieron una peculiar forma para expresar su satisfacción por el anuncio del cese definitivo de la lucha armada de ETA. No es que brindar con una copa de vino sea un acto original, pero posar de esa guisa ante las cámaras en Sabin Etxea, como hicieron el viernes, es un trago difícil de digerir.
En estos momentos es preferible poner la mirada en el horizonte y archivar en el cajón del olvido tanto blablá y tanta pose ridícula. Por eso, es mejor subrayar que, en su primera valoración oficial, Urkullu dijo que «el Partido Nacionalista Vasco brinda su mano a la izquierda abertzale para que, con el conjunto de formaciones políticas y sociales de Euskadi, podamos recorrer unidos ese camino de reconciliación y concordia».
Pero será difícil que esa visión de largo alcance se mantenga en las próximas semanas si los partidos no cambian la orientación de los discursos electorales de cara al 20N que tenían preestablecidos. Tras las primeras 24 horas, han retomado las agendas de campaña, aunque lógicamente los discursos están condicionados por el trascendental impacto social y político de todo lo ocurrido desde el lunes. Así quedó de manifiesto ayer, en Donostia, en el acto de presentación de las candidaturas jeltzales por Gipuzkoa. Urkullu quiso difundir la imagen de que el PNV fue, es y será «el partido de la no violencia». «Hoy -añadió- todos nosotros nos sentimos orgullosos de nuestro camino. Orgullosos de haber rechazado la vía de la violencia en 1959 y en 1977».
Por centrarnos sólo en una de las fechas, la del nacimiento de ETA, hace tiempo que dejé de sorprenderme por esta insistencia de los dirigentes jelkides en desmarcarse de la lucha armada contra la dictadura fascista.
Dejó de sorprenderme cuando en un homenaje a varias integrantes de Emakume Abertzale Batza, un día de San Ignacio en Mutriku, uno de los actuales dirigentes del PNV también aseguró que su partido «nunca» había optado por coger las armas para defender a este país. Lo dijo, sin sonrojarse, ante un grupo de veteranas que habían estado en el frente de guerra como tantos militantes del PNV lo hicieron en los batallones del Eusko Gudarostea.
Ese «nunca» tiene que hacer tanto daño a la memoria de tantos gudaris que... ¡Vaya otro brindis por todas y todos!