(Traducción: GARA)

La conferencia internacional de paz sobre el País Vasco que se celebró ayer en Donostia es un momento histórico en la lucha por el fin del conflicto armado más enquistado del continente europeo (...).

Es significativo que haya sido el mismo movimiento abertzale el que haya impulsado un evento de esta magnitud. Es significativo porque es desde dentro del movimiento de liberación vasco desde donde se marca la línea democrática a seguir. Resulta relevante, igualmente, que este gesto haya cogido a las fuerzas españolistas a contrapié, tanto en el gobierno vasco como en Madrid. O no tan a contrapié. Con unas visiones partidistas poco edificantes, por un lado los socialistas ven cómo el rédito de su trabajo de años de lucha antiterrorista se lo llevará la derecha, mientras que desde el PP se mantiene una actitud de desmarque para retrasar cualquier desenlace hasta la su al parecer inevitable llegada al poder en noviembre.

La luz al final del túnel está ahí, y será necesario un gran esfuerzo conjunto de renuncias y de concesiones para que el País Vasco pueda dejar atrás la violencia sin que las heridas supuren más de lo humanamente comprensible. Después de la conferencia internacional de ayer, sin embargo, es ETA quien tiene la palabra, y esta palabra sólo la puede tomar para anunciar el abandono definitivo de las armas.