(Traducción: GARA)

(...) La firmeza ha cobrado sus réditos esta semana. ETA ha hecho exactamente lo que se le ha pedido. Sus líderes han abandonado la violencia para siempre. Ello supone, realmente, el final del último conflicto armado de Europa.

En la declaración en la que da por finalizada su campaña armada, ETA solicita conversaciones con los gobiernos de España y Francia para tratar sobre las «consecuencias» del conflicto. Esas conversaciones son necesarias para garantizar la disolución de ETA como fuerza armada.

Como hicimos en las conversaciones de Irlanda del Norte, esas negociaciones tendrán que tratar del decomiso de las armas, explosivos e infraestructura militar, de la solución a la cuestión de los presos y exiliados, de la rehabilitación de aquellos que recurrieron a la violencia, de la normalización de la seguridad y de la reparación a las víctimas.

Como en Irlanda del Norte, habrá un «dividendo de la paz» para España. Los miles de millones de euros que ha venido gastando en seguridad se podrán utilizar para fines sociales (...).

Como en Irlanda del Norte, debemos recordar a las víctimas y asegurarnos de que las familias que han dejado obtengan el reconocimiento y el apoyo debido.

Además, ahora será posible para todos los partidos de España y del territorio vasco luchar por sus objetivos por la vía de la política, sin violencia o amenaza de violencia.

Estoy convencido de que debemos obtener mayores lecciones del final de este conflicto.

La primera, que los gobiernos deben defenderse con firmeza a sí mismos, sus principios y a su gente de los terroristas. (...)

Pero los gobiernos también deben reconocer la necesidad de «hablar con el enemigo». Además de una firme presión en cuanto a la seguridad, debe ofrecerse a los terroristas una salida cuando han constatado que no pueden vencer utilizando la violencia. Los grupos terroristas difícilmente son derrotados únicamente por medios militares. La paz siempre se hace entre enemigos, no entre amigos. Así es tanto en Oriente Medio, en África, en Asia y en América como en el territorio vasco.

De nuestra experiencia en Irlanda del Norte he aprendido que acabar con la violencia y hacer la paz irreversible requiere paciencia, tomar riesgos, asumir reveses y compromiso constante. Asimismo, requiere creatividad, generosidad y dotes de estadista en los gobernantes. (...)

España celebrará elecciones el 20 de noviembre, y el nuevo Gobierno tendrá que asumir el esfuerzo de superar las consecuencias del conflicto. En este punto, en todo proceso de paz en los participantes, exhaustos, suelen colapsarse -pero precisamente entonces es cuando los esfuerzos han de ser mayores-. La Unión Europea y la comunidad internacional deberían apoyar con decididamente al Gobierno español en ese esfuerzo.

ETA ha hecho una declaración histórica. Ahora la oportunidad para la paz debe ser aprovechada. Yo trabajaré para ayudar a España, a Francia y a los ciudadanos del territorio vasco (...).