Quizá sin la brillantez de otras ocasiones, pero Aimar Olaizola logró el pase para volver a disputar la liguilla de semifinales de su campeonato favorito tres años después, tras cruzarse una vez más en el camino de un Sebastien Gonzalez que sigue sin poder eliminar al de Goizueta en una competición individual.

El azkaindarra esta vez sí que tuvo sus posibilidades, de hecho se adelantó 2-7 y 7-9 en un comienzo de partido en el que impuso su poder y supo mover muy bien a su rival, pero fue incapaz de mantener ese nivel durante el tiempo necesario para acabar con la resistencia de un Aimar Olaizola que, una vez más, terminó haciendo valer esa consistencia y ese instinto que lo hace diferente de los demás.

El de Goizueta además tuvo la capacidad de amoldarse a una situación incómoda como la imposibilidad de poder utilizar su gancho de izquierda, su recurso más letal. Al margen de la complejidad que siempre implica enfrentarse a un zurdo y la guerra de cruces y estorbadas en la que ambos se enzarzaron, los dos salieron con la firme idea de robar el aire a sus contrarios y el de Asegarce fue capaz de llegar a 22 con un solo tanto de gancho, el que le permitió adelantarse por primera vez en el marcador en el 10-9, con un saque-vuelta.

Hasta entonces, el saque había sido su principal recurso ante un Sebastien Gonzalez que estaba acertando a la hora de imponer un gran ritmo, buscarle los pies al de Goizueta y de rematar en las oportunidades que se le presentaban.

Sin embargo, las tornas cambiaron por completo en cuanto, con gran sufrimiento, el delantero de Asegarce se puso por delante. Con el marcador en contra, el de Azkaine se fue diluyendo, comenzó a cometer muchos más errores y se fue ofuscando ante otra oportunidad perdida. Cedió el dominio en el peloteo, los remates carecieron de eficacia y terminó cediendo ante la evidencia de que Aimar es un muro, por ahora, infranqueable para él.

Barriola se refugió en el saque

El viernes por la noche, Abel Barriola tuvo que refugiarse en su gran saque para defender su condición de cabeza de serie ante un Julen Retegi que le puso las cosas muy difíciles. En un partido más clásico, el delantero llevó muy bien aprendida la lección y tuvo contra las cuerdas a un Barriola sin chispa de su derecha y que no encontraba soluciones al juego sólido de su rival, que llegó a adelantarse 6-0 en el marcador.

Pero el de Leitza no cejó en su empeño y, aunque le costó tomar la delantera en el marcador, lo consiguió por vez primera tras ir perdiendo por 19-16. Los ocho tantos conseguidos con el pelotazo inicial fueron la clave de que se repitiera el guión de los precedentes entre ambos en la jaula por 22-20.