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escalada Kirguizistán

La cara norte del Ak-Su en libre para los hermanos Nevedov

Los rusos realizan una combinación de las rutas «Troshchinenko» y «Klenov»; en total, 1.500 metros de escalada libre con dificultades máximas de hasta 7b+. A esta combinación le han llamado «Transfering». Trabajaron la línea 12 días, y pasaron 9 días en la pared.

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Andoni ARABAOLAZA I

El Ak-Su (5.217 m) es un habitual terreno de juego de los alpinistas y escaladores rusos. Sobre todo su cara norte da mucho juego, y en ella se han escrito bonitas páginas de aperturas y repeticiones. La última, la firmada por una cordada formada por los hermanos Andrey y Sergey Nevedov.

En numerosas ocasiones (solo recordemos la última apertura rusa en la Torre sin Nombre), las actividades rusas en paredes y montañas de mucha altitud han sido criticadas por el estilo utilizado. Pero ésta de los Nevedov parece que, en cierto modo, rompe un poco con esa «mala» imagen, ya que la cordada rusa apostó por la escalada libre en un escenario donde la casi totalidad de las aperturas se han desarrollado en artificial pesado.

Los hermanos Nevedov realizaron una combinación de las vías «Troshchinenko» y «Klenov»; 1.500 metros de línea a la que le han llamado «Transfering». En total, los rusos trabajaron la ruta 12 días y pasaron 9 noches en la pared. Sobre las dificultades técnicas que tuvieron que resolver, los protagonistas aseguran que muchas tiradas fueron entre el 6c y 7a, con un largo clave de 7b+.

Hacíamos referencia a la apuesta de escalada libre de los rusos, y uno de los hermanos, Sergey, ha querido hacer una mención especial a la decisión tomada: «Hemos querido escribir una «nueva página» en la norte del Ak-Su; una escalada que se diferenciara de las actividades anteriores. El alpinismo moderno reivindica un estilo limpio y da preferencia a cordadas de pocos miembros. Uno de nuestros principales criterios ha sido escalar dicha pared en libre, y es que ese murallón no cuenta con escaladas en ese estilo. Ya para el 2005 deseábamos escalar en libre el Ak-Su, pero hemos tenido que esperar. La escalada libre exige mucho entrenamiento, y para este objetivo hemos tenido que escalar mucho en paredes y vías de Crimea, Europa, Tailandia y Turquía. Queríamos llegar en la mejor forma posible».

Un gran viaje

Para aclimatar, los hermanos Nevedov se enfrentaban a un par de paredes que se encuentran en las inmediaciones del campo base del Ak-Su. Tras terminar con esa fase, los rusos ya estaban preparados para el objetivo principal. Un objetivo que tuvo que cambiar de dirección: «Teníamos en mente abrir una nueva línea en la norte de la montaña. Pero, tras analizarla detalladamente, rechazamos esa opción. La siguiente fue unir dos rutas: la parte inferior de la «Troshchinenko» y la superior de la «Klenov». Sobre todo teníamos gabas de escalar ese imponente bastión de la segunda línea. Vimos que era la manera más adecuada y bonita, ya que las demás líneas abiertas en su parte superior no nos atraían demasiado».

Según adelantan los protagonistas de esta actividad, la primera parte escalaron de forma bastante rápida, mientras que la segunda era la que presentaba las mayores dificultades técnicas. Como esperaban, también tuvieron que sufrir con los típicos peligros objetivos: «Cuando la parte superior del bastión recibía los primeros rayos de sol, enseguida comenzaba a caer un buen aluvión de piedras de todos los tamaños».

Pero no fue, ni mucho menos, el único momento desagradable. Los hermanos Nevedov también se dedicaron a tareas de «limpieza»: «Era impresionante el espectáculo de cuerdas fijas que había a un lado y otro de la línea que elegimos. Cuerdas fijas que se utilizaron seguramente durante las aperturas, repeticiones y operaciones de rescate. Una verdadera basura. Nosotros en total limpiamos unos 400 metros de cuerdas; esa basura, por lo menos, ya ha desaparecido».

Llegan a la parte superior de la pared, y allí es justamente donde surgen las primeras incertidumbres: «Durante esa jornada, mi hermano Andrey escaló varias secciones duras. Miramos a nuestro alrededor, y no lo tuvimos muy claro por dónde seguir. Finalmente, creo que cogimos el camino más correcto. Poco a poco la dificultad iba en aumentó, y llegamos al momento clave; una sección que nos pareció de 7b+. Fue lo más duro y difícil técnicamente de toda la vía».

Poco a poco, largo a largo, los rusos van quitándole metros a la cara norte del Ak-Su. Cambian de campamento, y deciden tomarse una jornada de descanso. «La zona del bastión es hermosa; parece que estamos escalando un trozo de El Capitán. El día de descanso nos vino muy bien, ya que nevó y teníamos los dedos congelados. Ya estamos muy arriba, a unos cincomil metros de altura. El frío hace mella, y tenemos que luchar duramente con las fisuras taponadas por el hielo. La comida también empieza a escasear, y tenemos que prever una o dos jornadas para bajar de la cumbre. Finalmente llegamos a la arista, y ya visulambramos la cumbre. Una cresta de nieve de un kilómetro y medio que nos lleva a una cumbre armoniosa».

Los rusos no pasan ni diez minutos en la cima y deciden empezar a descender, ya en la oscuridad, hasta su último campamento. Al día siguiente, les pilla una tormenta de nieve, y necesitaron otra jornada más para llegar al campo base. Así finalizaba la escalada libre de «Transfering» a la norte del Ak-Su. ¿Un cambio de mentalidad? La puesta de los Nevedov, por los menos, trae otros aires a la escalada rusa.

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