Aunque tuvo que esperar a que el árbitro pitara el final del encuentro para celebrarlo, Lagunak se apuntó su tercer triunfo consecutivo como local. Se une, además, al punto que rascó ante el Prainsa en su último desplazamiento, lo que le coloca en una situación bastante cómoda en la tabla. Las navarras tienen ya un colchón de cuatro puntos respecto al descenso.

Una ventaja acumulada con considerables dosis de sufrimiento. Como el que se vivió ayer en Barañain, donde la falta de acierto de las locales y el empuje del Llanos Olivenza aplazó la celebración por la victoria hasta el pitido final. Las amarillas pudieron pagar caros sus errores de cara a puerta, ya que dispusieron de ocasiones suficientemente claras como para tener un partido muy tranquilo, pero su precipitación permitió al cuadro extremeño mantenerse con vida y opciones.

Buena primera parte del equipo de Rubén Berrogi, que creó claras ocasiones. Sobre todo en las botas de Eunate, que protagonizó dos mano a mano con Cristina, resueltos ambos con acierto por la cancerbera visitante. También Maite estuvo muy activa, pero no tuvo fortuna de cara a puerta. El Olivenza, por su parte, buscaba el gol con un fútbol excesivamente plano y monótono.

La recompensa para las locales llegó a los ocho minutos de la reanudación. Gran pase de Susana entre líneas, disparo de Eunate, rechazo de Cristina y Maite Bastyr que remataba a placer para anotar su primer gol con la camiseta amarilla.

Tres balones a los palos

Se acrecentó el dominio de las navarras, que incluso enviaron dos balones al palo por medio de Maite y Eunate.

Tanto se perdonó, que el equipo de Barañain estuvo a punto de lamentarlo. Su rival también envió un balón de Amanda al palo, como preludio a unos últimos minutos de muchos nervios y excesivamente tensos para el Lagunak. Por fortuna, el Olivenza había reaccionado tarde para remontar, pero no para asustar a su anfitrión.