Tras jornadas de angustia, los familiares de Txus Martín Hernando conocieron ayer por boca del propio preso político que se encontraba ya en la cárcel de Basauri después de un traslado que se ha prolongado por espacio de cinco días. A los allegados del prisionero, natural de Basauri, les preocupaba el dilatado viaje, una vez que Martín, que padece un transtorno esquizoafectivo, «se encontraba muy nervioso» en los días posteriores al juicio que tuvo que afrontar el pasado 20 de octubre en la Audiencia Nacional española.

«Ha hecho el viaje intranquilo», comentó a GARA su compañera, que fue a quien el preso informó en llamadas telefónicas de su paradero. En estas comunicaciones le indicó que había llegado por la mañana a Basauri y que se le había aplicado el «protocolo anti-suicidio», por lo que compartirá celda con un preso social.

Las primeras informaciones acerca del traslado las conocieron el domingo pasado, cuando otros presos políticos vascos advirtieron de que Martín había abandonado el módulo que compartía con ellos en Soto del Real. Su abogado pudo confirmar el lunes que había partido de la prisión madrileña sin rumbo conocido, tal y como denunció Etxerat, aunque luego se supo de su paso por Valdemoro.

Mientras el preso enfermo informaba de su paradero a sus allegados, agencias españolas daban a conocer, citando fuentes de Instituciones Penitenciarias, el traslado a Basauri. Es más, aseguraban que la decisión del traslado fue aprobada por el Ministerio del Interior en setiembre, atendiendo al estado de salud de Martín, aunque la orden no había sido ejecutada al tener pendiente el comentado juicio en la Audiencia Nacional.

La compañera del prisionero reiteró que a la familia le preocupaba especialmente el agravamiento del estado de salud que habían percibido tras el paso del basauritarra por el tribunal especial español. «Estaba muy muy nervioso», subrayó, antes de añadir que, por prescripción médica, se le había incrementado la dosis de antidepresivos que acompañaba al resto de medicación que toma ante la sintomatología sicótica que sufre.

Etxerat y Jaiki Hadi habían advertido públicamente el pasado 15 de julio de la grave situación de Txus Martín, por lo que ya entonces solicitaron su inmediata liberación. El transtorno esquizoafectivo que padece, a raíz de un encarcelamiento en régimen de aislamiento en las cárceles franceses, le llevó en setiembre de 2010 a un intento de suicidio.

Tras su entrega al Estado español, se recomendó el seguimiento de tratamiento farmacológico, así como la aplicación del Protocolo de Prevención de Suicidio y que, por lo tanto, estuviese permanentemente acompañado. Tras ocho meses de peticiones para lograr visitas de facultativos de su confianza, desde junio fue posible, aunque con muchas restricciones que sólo han permitido dos consultas y que no ha logrado paliar la grave enfermedad.

Fue a partir de agosto, después de la insistencia de su médico y de interponer dos denuncias por desasistencia médica, cuando logro que se le administrasen antidepresivos.