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Iniciativa empresarial

La alimentación sin baterías, nuevo hito en el mundo de los sensores

La empresa guipuzcoana Farsens ha puesto en marcha una revolucionaria red de sensores inalámbricos que promete dar que hablar. La principal novedad que ofrecen es su funcionamiento sin pilas ni baterías, esto es, de manera pasiva. Los sensores se activan mediante lectores, y de esa manera, comienzan a trasvasar toda la información guardada. Esto es, toda la información que almacenan «dormidos», la trasmiten cuando son «despertados» por los lectores.

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Mikel PASTOR

La evolución tecnológica parece no tener límites. O si éstos existen, son constantemente desafiados, cada vez de manera más clara, por nuevos proyectos que dejan en antigualla lo que hasta hace pocos días era una auténtica novedad. El último avance viene de la mano de Farsens, una joven empresa asentada en el parque tecnológico de Miramon y que ha diseñado una nueva red de sensores que incluye varias novedades, como la capacidad de alimentación pasiva de los sensores, o la ampliación de su radio de acción a unos dos metros.

Farsens nace a principios del año 2008 como un spin-off del centro de investigaciones de Gipuzkoa, que está emplazado en el propio parque tecnológico donostiarra a unos pocos metros de la sede donde se encuentra actualmente la empresa. Unos 25 ingenieros, doctores e investigadores que habían tomado parte en el aprendizaje del centro (que pertenece a la Universidad de Navarra) decidieron poner en marcha una nueva empresa, de forma que pudieran aplicar en la vida real todo lo aprendido e interiorizado hasta la fecha.

La empresa decidió entrar de lleno en el mundo de los sensores inalámbricos, decidiendo especializarse en la creación de un nuevo sistema que fuera bandera de este nuevo proyecto. Farsens, por tanto, tiene dos vías paralelas de actuación: por una parte, actúa como asistente de algunas empresas, diseñando o instalando redes de sensores. Esta actividad es la que les mantiene económicamente durante el día a día y la que les permite pervivir sin mayores problemas, con una facturación anual entre los 200.000-250.000 euros.

Por otra parte, los grandes esfuerzos de la empresa donostiarra se centran en desarrollar los nuevos sensores para poder comercializarlos próximamente. A este desarrollo dedican «alrededor del 80% de nuestro dinero, energía y personal», en palabras de Daniel Pardo, gerente de la empresa.

Ni pilas, ni baterías

Pardo nos explica más detalladamente el funcionamiento de los nuevos sensores: «Nuestras placas funcionan con cualquier tipo de sensores: temperatura, humedad, luz, etc...y se pueden instalar en cualquier lugar». ¿Cuál es por tanto, la novedad? «Lo novedoso es que estas placas, estos sensores, no funcionan mediante alimentación activa» esto es, no usan ni baterías ni pilas para funcionar.

Y aquí entra en juego una de las virtudes del nuevo sensor: no hay por qué alimentarlo constantemente, sino que, mientras recopila todos los datos posibles, es como si estuviera «dormido». Para «despertar» de su letargo, se necesita un lector que lo active. Este otro aparato «trasmite la energía suficiente a la placa del sensor, y de esa manera, todos los datos recopilados son fácilmente transferidos al lector», explica Daniel Pardo.

¿Qué utilidades reales ofrece, pues, este nuevo sensor? «Evidentemente, lo que lo convierte en un producto sumamente atractivo es su independencia energética, su método de alimentación pasivo», comenta Daniel Pardo. El hecho de funcionar por RFID (identificación por radio frecuencia) hace que las baterías y las pilas sean completamente innecesarias, facilitando de manera notable la instalación de dichos elementos, sobre todo, en espacios reducidos como pudieran ser tuberías o lugares de envasado al vacío, para luego poder ser monitorizados, examinados, de manera sencilla con un lector automático o manual.

El producto final, después de varios años de desarrollo, está a punto de ser lanzado al mercado, tras haber conseguido Farsens un importante acuerdo con Freescale, uno de los mayores productores de placas y sensores del planeta. «Nosotros no queremos fabricar los sensores, sino que únicamente somos los diseñadores» explica Pardo, «A ellos les gustó nuestra idea y nos hicieron un ofrecimiento para fabricar nuestro diseño usando sus medios de producción».

Freescale les ofreció hacer un desarrollo conjunto del producto. De esta manera, Farsens aprovecha el buen nombre de la empresa americana para ir conjuntamente a ferias y exposiciones, y de esa forma, conseguir captar nuevos clientes que trabajan con Freescale en otras ramas.

«Nuestro modelo de negocio ideal sería cobrar por un servicio a Freescale» comenta Pardo, para a continuación «cobrar royalties por unidad vendida», aunque reconoce que ésta «sería la situación idónea» y es probable que «no todo nos salga tan bien. La realidad económica puede cerrarnos puertas», admite.

Buscando clientela

El objetivo a corto plazo es darse a conocer, estar en las ferias más importantes de Europa, empezar a tocar puertas de distintos negocios... En fin, hacerse un nombre en un mercado tan duro como el de la tecnología punta, convertido en una piscina de tiburones dispuestos a devorar al que no esté al día.

Aun así, y siendo un mercado evidentemente complicado, «la respuesta de inversores y usuarios ha sido positiva» confiesa Pardo, «dentro, claro está, de la situación económica complicada en la que nos encontramos» concluye.

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