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Iñaki LEKUONA Periodista

Este va de parranda

 

Le daban por muerto, pero a sus 72 primaveras, Jean-Pierre Chevènement, el jacobino íntegro, azote de abertzales y «hombre de Estado» como él mismo se define, ha vuelto. Exiliado voluntariamente a la izquierda del PS, creó su propio partido tras el que atrincherarse en la defensa de un Estado indivisible y centralizado. Desde allí, aupado por la coalición que lideró Lionel Jospin, Chevènement se encaramó al ministerio de Interior, desde donde bombardeó las aspiraciones de un departamento vasco con un argumento absurdo: ¡una institución propia al norte del Bidasoa beneficiaría a ETA! Y, claro, «Francia tiene el deber de sostener a la democracia española en su lucha contra el terrorismo y no debe hacer nada que pueda debilitar la unidad de España».

Ha transcurrido una década desde que el entonces ministro de Interior pronunciara esa frase cuya autoría ideológica fue entonces atribuida a su homólogo español Mayor Oreja. Y diez años después, ahora que ETA ha declarado que lo deja, el guardián de la unidad territorial frente a la «balcanización étnica de Europa» ha decidido retomar la senda de la alta política anunciando su candidatura a las presidenciales de 2012 y declarando que regresa para «hacer frente a la omnipotencia de los mercados» y para «enderezar Europa».

Pero la verdadera razón -¡oh inexorable destino!- hay que buscarla en otro lugar, en ese rincón del Pirineo que una vez más reclamará esta semana de la administración francesa su derecho a conformar una unidad territorial propia con una institución que la represente. ¡Por el Elíseo, riesgo de balcanización! Y eso el bueno de Jean-Pierre no lo acepta ni muerto. La verdad es que le va la parranda.