Los consejeros de Economía y Hacienda de Lakua y de Nafarroa presentaron ayer los proyectos presupuestarios para el próximo ejercicio y, si los presupuestos definen la política de un gobierno, las cuentas de los dos ejecutivos son clarificadoras. En ambos casos los proyectos están marcados por recortes en políticas sociales y servicios básicos y, al tiempo, coinciden en destinar una ingente cantidad de dinero a obras tan cuestionadas socialmente como intocables para las instituciones como el Tren de Alta Velocidad. Para el TAV no hay recortes ni en Gasteiz ni en Iruñea.

No extraña tal coincidencia. En un caso, se trata de un gobierno del PSE apoyado desde fuera, pero con un estrecho marcaje, por el PP. En el otro, es un ejecutivo compartido entre UPN, aliado del PP para las próximas elecciones, y PSN. Imposible, por tanto, que haya grandes diferencias en la orientación presupuestaria, y tampoco en el modelo de sociedad que proponen. En este sentido, cuando llevamos ya cinco días de campaña electoral, en la que los contendientes pretenden marcar perfil propio, exponer sus virtudes y sacar a relucir los defectos del adversario, los presupuestos que Carlos Aguirre y Álvaro Miranda llevaron ayer al parlamento tienen más valor que todos los mítines juntos. Hasta el próximo día 20 los portavoces y candidatos de PSE, PSN, PP y UPN podrán apelar a sus programas, porque el papel lo aguanta casi todo, pero los números seguirán diciendo que en Nafarroa 134 millones van a ir parar al TAV y que las partidas para obras públicas crecerán un 10,5% en la CAV por efecto de esa obra.

En las próximas elecciones no se decide quién gobernará en Lakua o Iruñea, pero sí pueden mostrar cuál es el modelo de país por el que apuesta la ciudadanía. Y sobre la mesa sólo hay dos alternativas: la que va a toda velocidad hacia la precarización social y el sometimiento a las élites económicas, y la que apuesta por avanzar sin pausa hacia una sociedad donde prime el interés público frente al negocio de unos pocos.