Josu MONTERO Escritor y crítico
Redención
Cómo romper el ciclo de la violencia y el odio en el que naufragamos desde hace demasiado tiempo? El dramaturgo porteño, chileno de adopción, Ariel Dorfman se planteó esa pregunta en 1990, al comienzo de la transición chilena; de ahí surgió su escalofriante drama «La Muerte y la Doncella». En aquella mujer víctima de la tortura a la que el destino le pone en bandeja vengarse de aquél que le hizo un daño irreparable, encarnó el autor aquel dilema; pero la historia no tuvo una resolución clara. Y es que Dorfman no la tenía. Años después una imagen poderosa que su mente de escritor fue incapaz de desterrar le empujó a regresar a la irresuelta cuestión: Un hombre y una mujer encerrados en una habitación, al modo de «A puerta cerrada». ¿Quiénes eran aquellos dos seres humanos, cargados de secretos y de trampas, que se habían lastimado de forma terrible y que podían ser salvador o verdugo del otro? Indagación sobre la culpa, el perdón, la justicia, la redención. Viaje al interior de cada personaje y al pasado compartido. Viaje al corazón de las tinieblas, y también, por eso, de la luz. El trasfondo no es tanto político como íntimo y familiar. Tras varios intentos frustrados, «Purgatorio» se estrenó por fin el viernes en Madrid con Vigo Mortensen y Carme Elías. «Hacer las cosas bien, pedir perdón y perdonar de corazón, sinceramente, no tiene un premio, es el premio. Nunca será un error perdonar al mismísimo diablo», afirma el actor, que vuelve a los escenarios tras 20 años. Y Dorfman: «Los perdones han de ser mutuos y simultáneos; ese es el verdadero proceso de reconciliación»; y aunque manifiesta «condenar absolutamente el terrorismo», precisa: «Entender de dónde viene es parte del trabajo».