ELECCIONES EN UN NUEVO TIEMPO
Rubalcaba y Rajoy excluyen a Euskal Herria de la agenda de su debate
Ni una alusión en dos horas de debate. Los aspirantes a La Moncloa de PSOE y PP excluyeron cualquier respuesta a las demandas de Euskal Herria en el nuevo tiempo abierto por la decisión de ETA. Catalunya tampoco les mereció un segundo. Sólo se comprometieron a actuar unidos.
Ramón SOLA | DONOSTIA
Si la reunión entre José Luis Rodríguez Zapatero y Patxi López celebrada por la mañana en Gasteiz no ofreció ningún resultado práctico, en el debate celebrado por la noche en Madrid entre los dos candidatos a La Moncloa alcanzó su máxima expresión la inexistencia de respuesta estatal al nuevo tiempo abierto en Euskal Herria.
Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy apenas hicieron una alusión de un minuto al cese definitivo de la lucha armada de ETA declarado el 20 de octubre y que ha sido noticia de impacto mundial, lo que evidenció un acuerdo -explícito o tácito- entre PSOE y PP para sacar el tema de la campaña totalmente.
El silencio se corresponde con la actitud que han mantenido en estos cuatro primeros días de carrera electoral. El tema sólo ha sido usado, y de modo muy velado, por la insinuación de Felipe González de que el PP maniobró para tratar de retrasar la declaración histórica de ETA, a la que Mariano Rajoy ha hecho oídos sordos totalmente.
El tema fue introducido ayer por Rubalcaba en su penúltima intervención. Lo hizo dando un largo rodeo en el que citó las políticas de «seguridad» aludiendo a un crimen común ocurrido en Pozuelo (Madrid). Casi con incomodidad, pasó a explicar que creía que «debemos celebrar» que se haya llegado a este momento en el que el final de ETA «está encaminado».
En este contexto, el líder del PSOE dijo que si es presidente llamará a Rajoy para «dar los pasos que hay que dar» en orden a conseguir que la situación sea «definitiva».
«Yo haré exactamente lo mismo», prometió Rajoy en su turno. Ninguno de los dos mostró sus planteamientos, por tanto, y ambos evitaron cualquier reproche mutuo.
Este vacío se preveía dado que ETA evidentemente es un delicado tema de Estado para ambos partidos. Pero más elocuente resultó que ni Rubalcaba ni Rajoy tuvieran una sola palabra para el problema territorial que se les plantea desde Euskal Herria y desde Catalunya.
Este problema político ni siquiera afloró durante un segundo en la tercera parte en que se dividió el cara a cara, enunciada como «calidad democrática» y que estaba por tanto muy abierto a cualquier cuestión que se quisiera plantear por uno o por otro candidato.
Problemas para Rubalcaba
Aparentemente, Rubalcaba dejó pasar la mejor oportunidad de que disponía para agitar la campaña, dado que esta vez hay un único cara a cara, al contrario de los dos de 2008, y la distancia del PP sobre el PSOE en las encuestas ya es muy grande.
Ante las promesas de Rubalcaba, Rajoy lo tuvo fácil: le bastó preguntarle por qué no lo han hecho hasta ahora. Así, cuando el líder del PSOE le requirió si piensan pagar a los especuladores por los «activos tóxicos», el del PP le respondió que «aquí los únicos que han dado dinero a los bancos son ustedes». Otro tanto ocurrió cuando Rubalcaba dijo que había que posponer las políticas de ajuste porque «con tanta dieta el enfermo está anémico y hay que darle vitaminas»; Rajoy le recordó que el que ha impuesto los recortes es el Gobierno del PSOE. Y cuando Rajoy confundió el nombre de Rubalcaba y le llamó Zapatero, lo subsanó rápidamente diciendo que no le extrañaba su error porque «ustedes dos han hecho las mismas políticas».
Junto a ello, el aspirante del PP evitó sembrar cualquier alarma que movilice al electorado de izquierda, y para ello prometió que no tocará las prestaciones por desempleo ni congelará las pensiones, y añadió que afirmar eso es mentir.
En cuanto a propuestas, Rubalcaba planteó medidas de ahorro como la «reorganización del Ejército» (más tecnología y menos militares) y la supresión de las diputaciones (el PSOE ya aclaró que la idea no afecta a las vascas). Y Rajoy barajó retocar la reciente reforma exprés de la Constitución para asegurar que las autonomías cumplen el tope de deuda y reclamar responsabilidades a los mandatarios que gasten más de la cuenta.
El candidato del PP se mostró más cómodo en el bloque económico, sacando partido máximo de las medidas del Gabinete Zapatero ante la crisis económica. El del PSOE intentó buscar réditos en la parte social del debate, en la que instó al PP a retirar el recurso de constitucionalidad contra el matrimonio ho- mosexual.
En general, las dos horas de debate resultaron anodinas. Una de las cosas más sorprendentes fue que Rubalcaba se dedicara más a preguntar a Rajoy que a intentar llevar la iniciativa, con lo que dio la impresión de que también él da por segura la victoria del PP. El hasta ahora líder de la oposición, por su parte, dedicó mucho tiempo a mirar sus papeles, lo que fue interpretado por los análisis como muestra de inseguridad.
Unas doscientas personas se concentraron en el exterior del Palacio de Congresos para denunciar el bipartidismo. La convocatoria era de la plataforma Anonymous, que tildó el cara a cara de «pantomima».
En coherencia con la actitud que mostraron ayer, ninguno de los dos líderes españoles muestran demasiado interés en dejarse ver en Euskal Herria esta campaña. Rubalcaba tiene previsto un pequeño acto mañana en un hotel de Iruñea, mientras que Rajoy está anunciado también en la capital navarra para el sábado, donde intervendrá de nuevo de la mano de UPN.
Rubalcaba ofreció consensuar la respuesta para que el nuevo escenario «sea definitivo» y Rajoy le respondió que está de acuerdo y que hará otro tanto.