Gran parte de los periódicos dedicaban ayer información y opinión a lo que dicen que fue un debate protagonizado la víspera por Rubalcaba y Rajoy. Pero alguno aún tenía cuerpo de fin de semana y no lograba olvidarse del multitudinario acto que Amaiur protagonizó el sábado en Iruñea. Me refiero a Pascual Tamburri, de sobra conocido, quien en «Elsemanaldigital.com» utilizaba la intervención de Arnaldo Otegi en el Anaitasuna para sostener que «el programa explícito e implícito de Amaiur, las siglas allí congregadas, los nombres allí reunidos y lo que en su entorno se dice, se grita, se piensa -valga la exageración- y se parece, todo ello es o tiene un alarmante parecido con ETA». Y a servidora no le extraña, porque estoy segura de que algunos tertulianos no van a las farmacias porque ven la sombra de la organización armada. Pero Tamburri, tan perspicaz él, insistía: «que Amaiur aparezca para recoger las ideas y metas de ETA -la independencia, la `territorialidad' y el socialismo- justo cuando ETA anuncia que va a dejar de matar, no parece exactamente una casualidad». No ha caído en la cuenta que la fecha de las elecciones está puesta hace meses...

Pero como a él le duele lo que le duele, quiere dejar clara una cosa: «Algo que hay que recordar, contra la moda y la corrección política, es que ni Navarra es España `porque así lo han decidido los navarros' ni los vascos son españoles `porque la mayoría quiere'. Gravísimo e imperdonable error del que todos tendremos que pagar los intereses. Los navarros no son vascos, y en todo caso ni vascos ni navarros son optativamente españoles, sino que tal es su identidad y su naturaleza». Como ven, todo un demócrata. De la democracia órganica, más bien. Está claro, que a Tamburri lo de la voluntad ciudadana y esas cosas se la traen al pairo. Vean si no lo que dice: «Aquí no hay que tener miedo a decir que las identidades construidas por ETA son simples memeces, y en cambio las negadas por ETA y asociados son, qué le vamos a hacer, justas y verdaderas. No es una cuestión de mayorías ni de minorías, pues si lo fuese estaríamos en manos de la mala gestión de los buenos, que es frecuente, y de la buena gestión política de los malos, que es habitual». Dice que no es cuestión de mayorías porque sabe que los suyos no la tienen. Las navarras y navarros le van a dar un susto el 20N.