Se habla de lo mucho que debemos hacer para que entre todos y todas comencemos a trabajar por la cons- trucción de la paz en Euskal Herria y para ello es necesario que no falte nadie, ni los autóctonos, ni las diásporas vascas que viven en cualquier otro continente del mundo, y tampoco deben faltar los inmigrantes comunitarios ni extracomunitarios que residimos en el País Vasco. Y para ello es importante que todas las personas nos involucremos buscando vínculos que nos unan, y nada nos puede unir mejor que esa lucha social y política por que se cumplan los derechos humanos para todas las personas, independientemente de dónde venimos.

Durante muchos años, hemos asistido al mal funcionamiento de una Dirección de Inmigración que obedece a una Ley de Extranjería represiva y carcelaria que no hace más que dificultarnos e impedirnos la posibilidad de vivir como ciudadanos de primera clase con todos nuestros derechos. En la que constantemente se siguen cometiendo los mismos errores, como la atención asistencialista, la exclusión en diferentes asuntos en que deberíamos estar implicados, como puede ser la búsqueda de soluciones a los diferentes problemas sociales, laborales, ecológicos, además de los propios sobre inmigración. O errores como ser solamente parte y sujetos de los proyectos y actividades de las instituciones, así como el que supone llamarnos a sus jornadas a hablar solamente de inmigración, cuando también podríamos hablar y aportar sobre muchos otros temas, como pueden ser educación comunitaria, desarrollo rural, decrecimiento, ecología, terapia, medicina alternativa, ciencia y tecnología, arte y cultura y muchos otros temas de las que se nos excluye participar, debatir, analizar y aportar, limitando nuestra intervención a hablar solamente de inmigración.

Errores frecuentes, como el de institucionalizar a los colectivos y diferentes asociaciones de inmigrantes con proyectos y jornadas que para nada resuelven nuestros problemas como inmigrantes ni como ciudadanos, ni nos facilitan acercarnos a los autóctonos, ni conocer su cultura ni sus problemas, ni mucho menos ser partícipes de este momento tan importante que se está viviendo en Euskal Herria como lo es el de construir la paz, resolver conflictos, luchar por el derecho a la autodeterminación, recuperar derechos culturales y lingüísticos y luchar por todo tipo de derechos humanos negados y violados a lo largo de todas estas décadas en el País Vasco.

Es por eso que debemos tener cuidado de no seguir cometiendo los mismo errores a la hora de tratar el fenómeno de la inmigración, excluyendo a los inmigrantes de analizar, debatir y actuar conjuntamente en esta nueva etapa política en que debemos sumar fuerzas no solo para construir una Eukal Herria en paz, sino construir una Euskal Herria plural, sin que se niegue su derecho de autodeterminación ni los derechos humanos de ninguna de las personas que residimos aquí. Nadie es imprescindible, pero todas las personas somos necesarias e importantes en esta gran labor política y social para construir la Euskal Herria que todos merecemos y deseamos.