París fracasa en su intento de reforzar sus lazos con los emergentes
Philippe RATER (AFP) | PARÍS
En 2009, la consagración del G-20 como expresión de una nueva gobernanza mundial forzó al Estado francés a reorientar su diplomacia hacia las potencias emergentes. Tres años más tarde, el balance no invita al optimismo, cuando las posiciones de países como Brasil o Sudáfrica se han alejado de París por la gestión de crisis como la libia o siria.
Pretoria mantiene contenciosos con París en torno a Costa de Marfil y Libia y se ha alineado con China, Rusia, India y Brasil para oponerse a una campaña contra Siria.
Para Hubert Védrine, ex ministro socialista de Exteriores, la oposición de las potencias emergentes a la estrategia francesa sobre Libia y Siria «es típica de un nuevo estado del mundo en el que los occidentales no tienen ya el monopolio exclusivo de la potencia».