CRíTICA cine
«Tiburón 3D, la presa» De lo malo, lo peor
Mikel INSAUSTI
En las multisalas de los centros comerciales también debería de haber un libro de reclamaciones a disposición del cliente, en el convencimiento de que películas como “Tiburón 3D: La presa” rozan la estafa y lo delictivo. Si no que alguien haga el favor de explicarme en qué se han gastado los 25 millones de dólares que ha costado este engendro, cuando en pantalla se pueden apreciar a simple vista trucos de cine amateur o de producciones baratas de serie “Z”, que únicamente harán las delicias de los enfermos que disfrutan descubriendo fallos y gazapos porque el cine les aburre. Aquí, la verdad es que aburrir aburre todo, pues tal es la cantidad de topicazos malos que acumula el infantil argumento, con personajes de escaparate sacados de las comedias de adolescentes sin gracia. Y lo peor es que, para lograr la calificación que permite su visionado a partir de los trece años de edad, el sexo y la violencia han sido escamoteados a su público potencial, que es el adicto a la estética “gore” y a los excesos del cine psicotrónico que no se avergüenza de su total falta de pretensiones..
Otro motivo de enfado es el título de la versión doblada, que pretende dar gato por liebre, cuando no existe relación alguna entre este infame subproducto y el clásico de Spielberg o cualquiera de sus continuaciones. Hay una escena inicial a modo de pobre imitación, olvidada de inmediato porque lo que sigue quiere parecerse más a “Piraña 3D”, pero tampoco. Justificar la presencia de escualos en aguas interiores, por mucho que se hable de un lago de agua salada, no cuela de ninguna de las maneras. Todavía menos, si se supone que todo forma parte de la conspiración de un exnovio vengativo, cuya maldad es perdonada por la rubia protagonista por tratarse de un paleto. En un contexto social así de maniqueo no es de extrañar que el primero en ser atacado por los tiburones sea el negro del grupo, aunque la perdida de un brazo no le impide emular al capitán Ahab de “Moby Dick” con un arpón en el otro.