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ELECCIONES EN UN NUEVO TIEMPO

Ibarretxe dijo en el Congreso «debemos decidir»... y convocó elecciones

El 1 de febrero de 2005 en el Congreso, se produjo un debate inédito: el derecho a decidir de la ciudadanía vasca fue reivindicado por un lehendakari de Lakua frente a un presidente español. La discusión fue histórica, pero se quedó ahí. A su vuelta, Ibarretxe sólo convocó elecciones.

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Vascos en Madrid (VI) | 2005

Ramón SOLA

Quizás nunca en la historia se habrá hablado sobre el derecho a decidir vasco con la claridad y al nivel con que se hizo aquel 1 de febrero de 2005. En un sesión extraordinaria, el entonces lehendakari, Juan José Ibarretxe, defendió su proyecto de reforma estatutaria ante todo un presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, y al líder de la oposición y actualmente máximo favorito a La Moncloa, Mariano Rajoy.

En realidad, para componer la fotografía completa de la situación conviene ampliar el foco a 24 horas antes y desplazarlo sólo unos cientos de metros, desde la sede de los leones hasta la de la Audiencia Nacional. El 31 de enero, 33 militantes destacados de la izquierda abertzale habían defendido el derecho a decidir -con papeletas de la pro- puesta ``Orain herria, orain bakea'' en la mano- al ser citados por el juez Baltasar Garzón para comunicarles su procesamiento. Esa misma izquierda abertzale era la que había permitido que el proyecto de reforma estatutaria prosperarse en el Parlamento de Gasteiz con una original fórmula consistente en quebrar sus votos: tres síes y tres noes. Fue ese aval el que hizo que la iniciativa llegara finalmente hasta las Cortes.

Aquel «tres más tres» reflejaba los recelos de la izquierda abertzale. Nadie podía garantizar en ese momento si la ofensiva liderada por Ibarretxe -llevando a rastras a buena parte su partido, empezando por un Josu Jon Imaz que se echó las manos a la cabeza cuando se aprobó en Gasteiz- obedecía a razones electoralistas o era una iniciativa sincera y con aspiraciones de llegar hasta el final.

El 1 de febrero de 2005, pareció esto último. Ibarretxe planteó el asunto desde la tribuna con nitidez desde el arranque: «He venido a las Cortes Generales del Estado a defender el derecho del pueblo vasco a decidir su futuro», anunció. «Euskadi no es una parte subordinada del Estado español», afirmó en otro momento.

Su propuesta consistía en que el Congreso se aviniese a negociar un nuevo Estatuto que incluyera el derecho a decidir pero confirmara a su vez el pacto con el Estado español. «¿A qué tienen miedo?», les espetó.

Pero ni siquiera a eso estaban dispuestos PSOE y PP, que ha- bían combatido el llamado «plan Ibarretxe» desde su presentación. Zapatero acaparó titulares en la prensa española con su argumento de «si vivimos juntos, juntos debemos decidir». Pero Ibarretxe le encontró réplica dándole una vuelta más a la frase: «Debemos decidir vivir juntos».

El tándem español intentó dar apariencia de normalidad al debate, pero el líder de la oposición, Mariano Rajoy, no pudo evitar algunas salidas de tono. «¿Diálogo sobre qué? ¿Sobre un fraude de ley? -censuró a Ibarretxe-. Hemos reservado toda la tarde para esto. Igual le parece breve, pero es que esto no da más de sí». En otro momento, el dirigente del PP explicó a Ibarretxe que «usted no es competente para convocar un referéndum, como no lo es para operar de apendicitis».

Ni reforma, ni consulta

La votación fue tan contundente como esperada: 313 votos contra el proyecto de reforma estatutaria, 29 a favor (PNV, EA, NaBai, CiU, ERC y BNG) y dos abstenciones (ICV).

Antes de dejar Madrid, Ibarretxe prometió que «cumpliré mi palabra. Pase lo que pase este camino no tiene vuelta atrás». La izquierda abertzale fue la primera en saludar que en el debate del Congreso se habían abordado las causas del conflicto. La expectación se disparó en Euskal Herria sobre cuál sería el siguiente paso del lehendakari, pero sólo hubo que esperar 24 horas para conocerlo. No se trataba de una consulta, sino de un adelanto electoral: el 2 de febrero, Ibarretxe anunciaba que los comicios al Parlamento de Gasteiz se celebrarían el 17 de abril.

Ibarretxe haría campaña con un nuevo compromiso: convocar la consulta en la siguiente legislatura. Ganó las elecciones, pero tampoco la materializó. Y aquel debate histórico del 1 de febrero de 2005 quedó casi como una mera anécdota.

 

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