El Gobierno de México ha solicitado ayuda a las autoridades aeronáuticas de EEUU y del Estado francés para aclarar las circunstancias en las que el viernes se estrelló el helicóptero en el viajaba el secretario de Gobernación (ministro de Interior), Francisco Blake, junto a otras siete personas, que murieron en el impacto. El presidente mexicano, su amigo Felipe Calderón, aseguró que el siniestro fue probablemente consecuencia de un accidente aéreo, ya que las condiciones meteorológicas no eran buenas, aunque ordenó la apertura de una «minuciosa» investigación para aclarar «con toda precisión» las causas de lo ocurrido ya que no se descartaba cualquier hipótesis.

Y en México, cuando el fallecido en accidente es el ministro de Interior, una de cuyas funciones es la lucha contra el narcotráfico, y cuando se da la circunstancia de que tres años antes su antecesor en el cargo, Juan Camilo Mouriño, y toda la cúpula del Departamento murieron también al estrellarse el avión en el que viajaban, la alusión de Calderón a que no se descarta ninguna hipótesis refuerza las sospechas de que el siniestro del viernes puede tener alguna relación con los cárteles de la droga. Y más cuando el accidente que le costó la vida a Juan Camilo Mouriño sigue sin aclararse y sobre cuyas investigaciones el Gobierno ha declarado «información reservada» para los próximos 12 años .