Juan Martínez de Irujo tenía una buena oportunidad para probar nuevas estrategias de cara a la final del Cuatro y Medio de la que ya era afiliado antes de disputar ayer su encuentro ante Xala en el Labrit. Incluso podía haber actuado como maestro, dando lecciones de cómo salir victorioso de un envite que no tenía trascendencia para ninguno de los dos adversarios. Pero fue el delantero labortano quien cogió ese rol para lograr, al menos, un punto en la liguilla.

A pesar de no jugarse nada, ambos contendientes salieron enchufados al partido. De hecho, se dieron cinco empates hasta el 5-5. Pero, a partir de ese momento, las cosas cambiaron totalmente, primero a favor de Irujo y después de Xala. En ese primer tramo, el delantero de Ibero hizo correr de un lado a otro al labortano. Dos tantos de saque del azul y algún que otro error del colorado otorgaron cierta ventaja al navarro.

Irujo fue ampliando su renta hasta un 9-16 que parecía casi definitivo. Muy lejos de la realidad, porque un parcial de 9-0 puso de nuevo por delante a Xala en el luminoso. Parte de esa remontada se debió a que el zurdo se puso las pilas e hizo correr más de la cuenta a su rival.

Para prueba de ello, el tanto que supuso el 13-16. El colorado enviaba con su zurda al ancho una pelota casi imposible. Irujo desde el suelo lograba llevarla a buena y Xala terminaba la jugada con un pelotazo atrás.

Ahí comenzó a creérselo el de Lekuine. Y más cuando Irujo perdió los papeles al no señalar el juez vueltas una jugada en la que Xala lo había obstaculizado. El tanto fue para el colorado (16-16) y a Irujo no le quedó otra que retirarse durante un breve tiempo a vestuarios para desahogarse y volver con la concentración en su punto más alto.

Ocurrió todo lo contrario, ya que, además de lograr un tanto más de ahí al final del choque, el de Ibero cometió hasta cuatro errores fatales. Por lo menos, habrá aprendido la lección para no volverla a repetir en la final.

Reaparición estelar de Merino II

El viernes por la noche David Merino tuvo el mejor retorno posible a las canchas. Tras permanecer tres meses sin jugar a pelota a causa del síndrome Guillain-Barré, el de Villar de Torre, acompañado por Gonzalez, logró superar a Aritz Lasa y Laskurain por 22-15. El zaguero riojano comenzó algo nervioso, pero con el paso de los tantos fue asentándose hasta llegar a ser el mejor de los cuatro pelotaris.