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Eric Whitacre recrea su coro virtual en directo en el Guggenheim

El compositor y director de coros norteamericano Eric Whitacre, creador del coro virtual, reunió ayer a más de 150 voces en el museo Guggenheim de Bilbo y, separadas en distintas salas, ofrecieron un concierto conjunto a través de varias pantallas, dentro de los actos que ha organizado la Sociedad Coral de Bilbo con motivo de la celebración de su 125 aniversario.

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Ane ARRUTI | BILBO

«Ya solo me falta un paso para poder dirigir desde la cama», bromeó Eric Whitacre tras concluir con éxito el experimento que llevó a cabo en el museo Guggenheim de Bilbo. El compositor y director norteamericano congregó a más de 150 coralistas que ofrecieron un concierto conjunto desde las distintas salas de la pinacoteca bilbaina, mientras Whitacre los dirigía desde el atrio, frente a cuatro pantallas -más otra en la que se emitió la retransmisión conjunta para los asistentes y que se pudo ver vía streaming- que le comunicaban con los coralistas.

Whitacre, el compositor más interpretado del panorama coral actual, es también director de coro y orquesta, y ha estado durante estos días en la capital vizcaina invitado por la Sociedad Coral de Bilbo, que conmemora su 125 aniversario. Desde el miércoles pasado trabajó con los tres coros de la coral -el viernes ofrecieron un concierto en la Alhóndiga- y ayer se abrió la convocatoria a todo el Estado español. Un total de 154 personas participaron en el taller que impartió por la mañana, para luego formar parte del experimento de «un coro virtual real».

La idea surgió de la experiencia del coro virtual que Whitacre desarrolló a través de Youtube. Tal y como explicó ayer él mismo a los asistentes al museo bilbaino, colgó en la red un vídeo en el que dirigía su obra «Lux Aurumque» en absoluto silencio y 185 coralistas de doce países respondieron cantando con vídeos grabados con webcam, que luego editó y creó un vídeo como si fuera un coro real. Este mismo año repitió la experiencia con su obra «Sleep» y la convocatoria fue respondida por más de 2.000 personas de 58 países. El director ya está preparando una tercera obra, según adelantó ayer.

El experimento del Guggenheim, sin embargo, fue un poco más allá y recreó la experiencia de Youtube en directo. El concierto comenzó con todos los coralistas y el director en el atrio. Pero, tras la primera obra, los participantes se dividieron en cuatro salas, dejando a Whitacre en el atrio frente a las cuatro pantallas.

En la primera obra no hubo impedimentos, según el director «era relativamente fácil porque todos escuchaban la misma referencia del piano». Pero la segunda se cantó a capella -«más difícil»- y, hacia el final, Whitacre tuvo que pararla «porque un grupo estaba bajo de afinación».

Al final del experimento, el director expresó que, en su opinión «las nuevas tecnologías no van a reemplazar nuestra forma tradicional de comunicarnos. Pero sí creo que es muy interesante por lo que nos pueden aportar en nuestras ideas de comunicación o comunidad».

Muestra de ello, mencionó que «en un momento, yo me he inclinado hacia la cámara y los coralistas han tendido al mismo tiempo a inclinarse hacia su cámara. Al final, los seres humanos buscamos comunicarnos, sea vía internet, sea mediante un mensaje en una botella».

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