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Cine revolucionario palestino, mirada histórica para progresar en el presente

El ciclo «Palestina Pre-194. Cine revolucionario palestino 1948-1982», que mañana se proyecta en el festival Zinebi de Bilbo, deja al descubierto las raíces del movimiento revolucionario palestino. Son películas rodadas en su mayoría en campos de refugiados, con directores palestinos o internacionales como el japonés Masao Adachi o Jean-Luc Godard.

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Ane ARRUTI | BILBO

La guerra de los seis días de 1967 y la invasión de Líbano en 1982 marcan dos hitos en la historia del pueblo palestino, y es sabido que los cambios sociales o políticos influyen siempre de manera sustancial en las expresiones artísticas, incluyendo el cine. Ese periodo entre guerras es «en el que los palestinos y sus camaradas arrancan sus atrevidos experimentos de cine militante, cuando el cine había sido reclutado para la misión revolucionaria de restaurar de la visibilidad palestina y proclamar su nueva vitalidad», señaló Mohanad Yaqubi, cineasta palestino y uno de los fundadores del colectivo Idioms Films con base en Ramallah, que ayer acudió a Bilbo para participar en el 53 Zinebi. El festival dedica en esta edición un ciclo a los trabajos realizados en aquella época, titulado «Palestina, pre 194. Cine revolucionario palestino 1968-1982», películas que creían casi imposibles de recuperar por las masacres y la destrucción de archivos que se han llevado a cabo durante tantos años y que «son un ejemplo claro del papel que puede llegar a desempeñar el cine en lo político», añadió.

Yaqubi estuvo acompañado por Nick Denes, co-director de la Fundación de Cine de Palestina en Londres, creada en 2004 por la Sociedad Palestina del Centro de Estudios Africanos y Orientales (SOAS) como respuesta al creciente éxito de público del Festival de Cine Palestino de la capital británica, que la propia sociedad venía impulsando desde 1999; y por Monica Maurer, co-directora de «The fifth war» (1980), película que realiza la crónica de la invasión israelí del sur del Líbano en 1978, conocida como Operación Litani, que se proyectará dentro de este ciclo.

Además, mañana a partir de las 20.00 en la Alhóndiga bilbaina, el ciclo proyectará trabajos de Mustafa Abu Alí («They do not Exist», 1974), Qais Zubaidi («The Visit», 1975), Mohammad Malas («The Dream», 1982), Jean-Luc Godard y Anne-Marie Miéville («Here and Elsewhere», 1974), el Collectif de Vincennes («L'Olivier», 1974) y Masao Adachi -quien no ha podido acudir a Bilbo porque tiene prohibido salir de Japón- y Koji Wakamatsu («The Red Army/PFLP Declaration of World War», 1971).

«Este tipo de cine no es un lujo del movimiento revolucionario palestino, es algo totalmente intrínseco, orgánico, propio a la revolución», señaló Denes, para quien se ha perdido el optimismo revolucionario de aquella época. «Se refleja el optimismo que tuvo este movimiento, lo que daba sentido a la revolución. El cine que vemos ahora no tiene nada que ver», añadió. «Hoy en día decir que quieres luchar contra el sionismo y ser optimista es muy difícil. Te tildan de loco y es lo que se refleja en las calles de Palestina. Ves que llegan a acuerdos en los que se cede mucho... Pero hay gente que sigue haciendo cine con mucho optimismo».

Un antes y un después

El cine que se muestra en Bilbo se realizó en su mayoría en campos de refugiados, tal y como explicó Yaqubi. «En el 48, destrozaron totalmente lo que era el Estado palestino. Israel destrozó todo y con ello también toda expresión cultural, incluyendo el cine y el arte. Lo que vemos aquí es un cine que no se hizo realmente en el Estado de Palestina, sino que se hizo en los campos de refugiados. Con él se intentaba cambiar la imagen de los propios revolucionarios y la que los palestinos tenían de ellos mismos. Sirvió para dejar de verse como refugiados y para que se vieran como luchadores de la libertad».

Este tipo de cine dejó de realizarse tras la guerra de 1982, «porque es cuando destrozaron toda la estructura de la revolución palestina, se cargaron todos los archivos de cine, fueron robados, fueron expoliados, quemados... Eso es lo que el sionismo hace muy bien desde siempre, intentar no dejar huellas y luego ir creando otras estructuras, acabando con las identidades», expresó el cineasta palestino.

Para Yaqubi, los realizadores actuales «carecen de su identidad» porque «han borrado nuestra memoria y para seguir adelante hay que primero entender el pasado y restablecer una base, para poder hacer un cine más progresista».

Maurer añadió que los valores que se muestran en estas películas «son los mismos que hoy han vuelto a salir en la Primavera árabe. Si Israel no hubiese destruido todas aquellas infraestructuras, Palestina se hubiera convertido en símbolo de la liberación, como pudo ser en su momento el caso de Cuba para Latinoamérica». «Israel el arma que utilizó fue sembrar la división. Había una identidad nacional, unas raíces y una cultura. Hoy, sin embargo, no hay un objetivo común a conseguir», dijo Maurier y terminó apuntando que aquellos valores que se reflejan en estas películas son los que han vuelto a florecer y a devolver «la capacidad de soñar y poner en marcha una nueva lucha».

ALHÓNDIGA

La proyección de las películas del ciclo dedicado a Palestina será mañana, a partir de las 20.00, en los cines Gólem de la Alhóndiga de Bilbo, donde también se proyectarán las películas de la sección oficial a competición.

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