En una entrevista concedida a la cadena France 24, el presidente de Yemen, Alí Abdulah Saleh, se ha mostrado dispuesto a dimitir en los 90 días posteriores a la firma de un acuerdo de transición propuesto por los países del Golfo y que lleva meses sin obtener un respaldo definitivo. «Cuando se alcance un acuerdo por iniciativa del Consejo de Cooperación del Golfo, cuando se firme y se celebren elecciones, el presidente se irá», afirmó.

Aseguró que ha dado a su número dos, Abd-Rabbu Mansour Hadi, autoridad para negociar un pacto con la oposición. Si se logra, dijo, el plazo de su partida está ya «definido», en alusión a los «90 días» que se han barajado durante estos meses.

El presidente acusó a un país «pequeño y sin relevancia» de apoyar las protestas registradas en Yemen, en una aparente referencia a Qatar, sede de la cadena Al Yazeera. La televisión ha brindado una amplia cobertura a la «primavera árabe» o, como la ha denominado Saleh, «la anarquía árabe».

Sobre una posible remodelación de las Fuerzas Armadas tras las divisiones surgidas por las protestas, Saleh sostuvo que «no tiene problema con esto», porque «el Ejército pertenece a la patria y no es una propiedad personal».

La mediación de la ONU

Por su parte, un representante de la oposición denunció que el presidente está intentando boicotear la misión que encabeza el enviado de la ONU Jamal Benomar y que pretende poner en marcha la iniciativa del Golfo.

Sin referirse a esta polémica, Benomar instó a todas las partes a lograr un acuerdo que resuelva «la crisis. Me mantengo en contacto casi diario con todas las partes políticas en Yemen y siguen los esfuerzos para alcanzar una solución», resaltó. Según el plan de la ONU, Saleh dimitiría inmediatamente, favorecería un Gobierno de unidad nacional y se crearía un nuevo órgano para reestructurar las Fuerzas Armadas.