Tanto el Partido Demócrata (PD) como el PDL de Berlusconi confirmaron su respaldo sin poner condiciones al Gobierno que hoy presentará el excomisario europeo Mario Monti. Tras este paso, Monti comunicó al presidente de la República, Giorgio Napolitano, que acepta oficialmente dirigir el nuevo Ejecutivo. «Ofrecemos un apoyo total y convencido a un gobernante de prestigio y perfil tecnocrático», subrayó el líder del PD, Pier Luigi Bersani. «Se debe dar a la política y a los grupos parlamentarios la tarea de organizar el recorrido para llevar cabo reformar urgentes», añadió. Bersani se refirió a «la reforma electoral, a la reducción del número de parlamentarios y la reforma de la regulación parlamentaria» para afrontar la emergencia.

Por su parte, el secretario general del PDL, Angelino Alfano, explicó que apoya al nuevo gobierno «por el bien de Italia» e insistió en que el programa de Monti se debe basar en la prioridad de las reformas reclamadas por la UE.

Entre la hipótesis que ha cobrado más fuerza es la de que el propio Monti asuma el Ministerio de Economía además de la jefatura del Gobierno, con el apoyo de cuatro viceministros: de Cuentas, Finanzas, Tesoro y Participaciones Estatales.

No obstante, las dos grandes formaciones eran hasta ahora reacias a participar en el gobierno, a pesar de que Monti se lo ha pedido para contar con un apoyo más sólido en el Parlamento. Sin su participación directa, los partidos pueden plantear con más facilidad pegas a la actividad del gobierno desde el Legislativo.

«Guerrilla» en el parlamento

«Con su presencia o sin ella» en el gobierno, «aportan su apoyo, sin el que ni siquiera me pondría a trabajar», subrayó Monti. «Monti teme que su gobierno se encuentre sin padrinos políticos, abocado a durar unos pocos meses y azotado por la guerrilla parlamentaria» subrayó el diario «La Repubblica». «Ahora bien. la calidad del apoyo tanto del PD como del PDL «es más bien pobre y es un peligro del que el profesor (Monti) es plenamente consciente», añade el diario. Varias publicaciones advierten del peligro de «vietnamización» del Parlamento donde el nuevo gobierno podría encontrarse incapaz de sacar adelante las reformas.

Para el «Corriere della Sera», la única fuerza del gobierno Monti es que representa «un vasto movimiento de opinión pública que agrupa por primera vez a los que nunca votaron a Berlusconi y a sus numerosos partidarios que piden ahora a algún otro nos saque del atolladero ya que su preferido se ha mostrado incapaz».

Consciente de esta situación Monti quiso aumentar su «base popular» añadiendo a las tradicionales consultas políticas entrevistas con los secretarios de los tres principales sindicatos, CGIL, CISL y UIL, la patronal, la Asociación Italiana de Banca y asociaciones de jóvenes y mujeres. Los sindicatos pidieron a Monti un «auténtico y verdadero» pacto social para definir las líneas de acción del Ejecutivo hasta el final de la legislatura.

Monti ya ha avisado a los italianos que deben esperar «sacrificios». Deberá ocuparse de asuntos especialmente delicados, como las jubilaciones (después de 40 años de trabajo) o la flexibilidad del mercado laboral. Reclamó «paciencia», subrayando que el país es una «democracia» con sus plazos para formar gobierno y elaborar un programa, pero los mercados no la mostraron y ayer dieron un nuevo golpe a la deuda italiana y, con ella, a toda la europea.

Tras los encuentros con los representantes políticos y sociales, Monti constató que «todos están dispuesto a hacer sacrificios parciales en vista de un resultado positivo más general» y se mostró convencido de que el país podrá superar esta «situación difícil».«Existe una plena y madura consciencia sobre la emergencia y me he quedado gratamente sorprendido del sentido de responsabilidad de todos», indicó Monti.