La ex presidenta filipina Gloria Arroyo fue detenida ayer en un hospital de Manila tras ser acusada de fraude electoral en los comicios de 2007, según informó la Policía.

En caso de ser declarada culpable, Gloria Arroyo, de 64 años e internada en un hospital de la capital, podría ser condenada a cadena perpetua.

«Ahora está bajo custodia del distrito policial del sur», explicó el superintendente de la Policía James Bucayo. «No la hemos trasladado debido a su estado de salud. Sólo dispusimos una guardia policial a la entrada de su habitación», añadió.

Desde comienzos de semana, la ex mandataria, que ejerció el poder entre 2001 y 2010, había tratado de abandonar el país, alegando una emergencia de salud causada por una extraña enfermedad en la médula espinal.

El Gobierno filipino le impidió salir del país, aunque la Corte Suprema consideró inconstitucional esta prohibición. Horas después, la Comisión Electoral decidió inculparla. Según este organismo, Arroyo Macapagal ordenó un fraude masivo durante las elecciones al Senado de 2007, privando así de la victoria a un candidato de la oposición.

Después de nueve años en el poder, marcados por sospechas de corrupción y de manipulación electoral, Arroyo fue derrotada en las elecciones de mayo de 2010 por Benigno Aquino, hijo de la ex presidenta Corazón Aquino.

Poco después de su elección, el nuevo presidente afirmó que una de sus prioridades sería poner a Arroyo a disposición de la Justicia.

«Habíamos prometido que sería puesta a disposición de la Justicia, y ahora es un hecho», declaró ayer el portavoz presidencial.

El supuesto fraude ocurrió en la provincia sureña de Maguindanao, dirigida de facto por el clan Ampatuan, considerado allegado a la ex mandataria filipina. Varios de los miembros de esta familia están siendo juzgados por la matanza de 57 personas en 2009.