Tres décadas después -hace casi 32 años-, San Antonio y Anaitasuna vuelven a medirse en la cancha en un partido de Liga (20.15, García Fernández y Pastor -Catalunya-, Teledeporte). Sólo tres jugadores de los que saltarán hoy a la pista habían nacido -ninguno en Nafarroa-, y ellos, y todos los demás, habrán comprendido en los dos últimos meses hasta dónde llegaba -y llega- la rivalidad entre estos dos clubes históricos de la capital navarra. El balonmano ha evolucionado, las plantillas se han globalizado, San Antonio ha llegado a ser campeón de Europa, vivimos en un nuevo siglo... pero la forma en que se han desarrollado los días previos al derbi han servido para recuperar un sentimiento quizá arrinconado, pero no olvidado.

Los aficionados más veteranos han encontrado la forma de rememorar viejos tiempos y los más jóvenes observarán con curiosidad el estallido de recuerdos revividos en los últimos días, que tendrán su colofón esta tarde en el Universitario.

La afición de Anaitasuna ya ha anunciado una «Marcha Verde», con calentamiento previo en el club -comida, karaoke, txaranga y autobús hasta la pista del rival- y algarabía posterior asegurada en las gradas del pabellón. San Antonio no arrastra tanta pasión entre sus seguidores, y quizá se preparen para ver por primera vez unas gradas tomadas por la afición rival.

Aitor Etxaburu, entrenador de Anaitasuna, calificaba de «bendición» este tipo de partidos, «sobre todo para el jugador, porque tienen un factor anímico añadido muy complicado de conseguir por la exigencia de la competición». Desde el otro banquillo Juanto Apezetxea -socio del Anaita y ex entrenador del equipo verde- adelantaba su sensación de que pueda ser un partido «raro para nosotros, porque mucha gente estará apoyando al equipo contrario», y añadía una petición a los aficionados: «Este no es un partido para ver y analizar, sino para disfrutarlo como forofo, vibrar y volcarte con tus colores»

Bajas en ambos equipos

Con tanta carga emotiva en el ambiente, uno de los factores determinantes del partido puede ser la reacción de los jugadores, la forma en que asimilen la trascendencia de la cita y todo lo que se ha formado a su alrededor. Hasta la situación en la tabla se ha unido para añadir interés al choque, con un empate a seis puntos que de alguna forma permite resolver -al menos hoy- cuál de los dos es el mejor.

San Antonio ha echado mano de su experiencia para sacar adelante sus partidos de casa -victorias ante Torrevieja, Ciudad Encantada y Antequera-, donde sólo ha perdido con el Barcelona, mientras Anaitasuna ganaba en la primera jornada en Granollers, y comprobaba que podía tener sitio en la élite. Tras aguantar un duro calendario que le enfrentó posteriormente a los tres primeros, sus dos últimos triunfos en casa -Sagunto y Aragón- le permiten llegar al derbi con mucha moral.

Ambos equipos llegan con bajas a esta cita, aunque quizá sea San Antonio el más perjudicado, con su primera línea mermada. El lateral izquierdo serbio Rasic no podrá jugar, y lo más probable es que tampoco lo hagan los centrales Mindegia ni Meoki.

Los problemas de Anaitasuna se encuentran en la segunda línea, donde son baja los extremos Maxi Cancio y Pocholo, y el pivote Latorre es duda por un esguince que no acaba de curar.

Donde no habrá ausencias será en las porterías, que podrían resultar decisivas en un partido que se presume de pocos goles, con gran incidencia del factor ambiental. Los porcentajes acumulados de paradas de ambos clubes son muy similares en lo que va de Liga, pero un día inspirado en la portería puede decantar un resultado. Schulz se encuentra en un momento dulce (48% de paradas ante Aragón), mientras los antonianos acreditaban un 14% en Logroño.