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Quince días blogueando en gara.net | Txisko Fernández, Alberto Pradilla y Maite Ubiria

Tres miradas a algo más que una campaña

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GARA | IRUÑEA

La campaña electoral para este 20N no pasará a la historia seguramente por su impacto social, pero estos quince días han dejado un montón de temas que comentar, tanto de la propia dinámica electoral como de otros hechos producidos en paralelo. Han sido, por ejemplo, los días en que se publicó una entrevista en profundidad a tres portavoces de ETA en estas mismas páginas. También se acaba de conocer la sentencia absolutoria del Supremo para los guardias civiles condenados por torturar a Igor Portu y Mattin Sara- sola. O la decisión de EPPK de pedir el acceso a la libertad a los presos y presas que sufren ciertas medidas de excepción. Sobre la campaña española ha planeado además con mucha fuerza la crisis y la posibilidad de una intervención. Y en la vasca han aparecido otros factores inesperados como las inundaciones en Donostialdea.

A todo ello han estado atentos los analistas de GARA Maite Ubiria, Txisko Fernández y Alberto Pradilla, que han plasmado en los blogs de gara.net un mosaico a tres voces de esta campaña que ha llegado en un momento clave, sin duda, en la Historia vasca. Esta selección de artículos compone un buen cuadro de los entresijos de estos quince últimos días:

BAJAR A MADRID, Alberto Pradilla (4-11-2011)

«Madrilera zoaz? Gogorra izango da...». Esta frase, con múltiples versiones, simboliza la respuesta rápida que provoca la mención de la capital del Estado español para un importante sector de la sociedad vasca. No hace falta dar demasiadas explicaciones. Durante décadas, «bajar a Madrid» ha constituido un sinónimo de dolor, sufrimiento y angustia. O, dicho de otro modo: Boceguillas, petate, cárcel, Audiencia Nacional. Cada uno tenemos nuestra historia y en todas aparece ese sentimiento de hostilidad que, en mi caso, se ha repetido desde la primera vez que bajé a Madrid para visitar a un amigo en Soto del Real. Ayer, en esa calle Génova donde unas manzanas más arriba el PP ya prepara su asalto a La Moncloa, medio centenar de ciudadanos vascos repetían la misma escena. «Bajar a Madrid» es una frase maldita (...).

Las perspectivas son muy distintas desde ambos lados del Ebro. No sólo en cuestiones represivas. Aquí, en Madrid, la pugna ya decidida entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba tiene un punto de descreimiento. De eso que llaman desafección. Ya ha demostrado Yorgos Papandreu en Grecia que, ante la tiranía del mercado, la opinión de los que votan vale poco. Por el contrario, en Euskal Herria llegamos a las urnas convencidos de que éste es un paso más para que quien baje a Madrid lo haga con un mandato: traer la palabra de este país a un terreno democrático. Resolver el conflicto y hacer viables todos los proyectos políticos.

En este momento histórico, GARA también baja a Madrid. Desde aquí, intentaremos acercar las claves de la campaña con un esfuerzo acorde a estos tiempos. Sin olvidar, ni por un segundo, a todos los que siguen bajando a Madrid. A los que les bajaron a la fuerza. A todos los que también bajaron. Y convencidos de que éste será otro paso para el cambio real en Euskal Herria.

QUIEN DEJA DE PEDALEAR SE CAE, Maite Ubiria (13-11-2011)

Y así lo ha entendido ese colectivo de mujeres y hombres, algunos jóvenes, otros en edad interesante, algunos vinculados a una organización que recientemente ha puesto fin a cinco décadas de lucha armada, otros a actividades políticas dispares, algunas ciertamente peligrosas como promover un debate interno que ha tenido el éxito de clausurar el tiempo de la violencia, como ha ocurrido con los condenados por el caso Bateragune, o editar un periódico, como en el caso de algunos de los acusados por el sumario 18/98.

Ese colectivo humano, diverso y dispersado, para nada homogéneo pero acostumbrado a mantener una antena permanente con la calle, ha comprendido que, cuando se lanza la carrera en la pista rápida del Velódromo, quien no pedalea se cae. Y toca pedalear, todos a una o, si se prefiere, en una suerte de carrera de relevos en la que unos pasan a otros el mismo testigo, que lleva en su interior un cometido: conducir a este país a la buena meta, que no es otra que la que la ciudadanía elija de forma libre y sin imposiciones.

De manera colectiva, los presos en situación más vulnerable, los enfermos, los que deberían estar en libertad condicional y aquellos a los que se pretende aplicar la cadena perpetua van a solicitar que les sea acordada la libertad. Es decir, se van a subir a la bicicleta o, si lo prefieren, van a ponerse el dorsal de la Behobia-Donostia, para cruzar ellos mismos la pancarta de meta que la sociedad vasca ha logrado situar más cerca gracias a un compromiso sostenido y permanente.

Es un primer paso dentro de un camino. Porque del mismo modo que Anoeta no es una fotografía, sino un vídeo, la iniciativa de EPPK no es un hecho aislado, ya que forma parte de una estrategia compartida por una amplia mayoría social, como la dibujada en el Acuerdo de Gernika, que exige la derogación sin demora de todas y cada una de las medidas excepcionales con las que se ha tratado de encerrar bajo mil candados la voluntad de la sociedad vasca.

Por empinado que aparezca Gaintxurizketa, es posible ganar curva a curva el alto, gracias al esfuerzo personal y al apoyo de una afición que, como en el Tourmalet, da alas a los deportistas. Los presos han dado un paso que cualquiera que conozca la legislación sabe que elimina «obstáculos técnicos» y pone más fácil al Estado la aplicación de su propia ley. De hacerlo así, dará una señal clara sobre su disposición a sudar la camiseta cara a consolidar las posibilidades abiertas para alcanzar la paz y la normalización política.

EL PNV SE AHOGA, Txisko Fernández (14-11-2011)

Hasta que llegue la noche electoral y el recuento esté ya avanzado, cualquier valoración de campaña corre el riesgo de ser muy aventurada. Más teniendo en cuenta que hay dirigentes políticos, muy habilidosos, capaces de hacer ver que la botella está casi llena de votos cuando los demás la ven casi vacía. Pero como hay que ir mojándose, creo que la campaña del PNV está siendo nefasta para sus propios intereses.

«Treinta años preparando su `gran revolución' y, cuando caen cuatro gotas en Gipuzkoa, Bildu naufraga». Semejante boutade electoral corrió a cargo de Iñigo Ukullu, ni más ni menos. Y el inri es que lo hizo en una localidad en la que mucha gente, incluidos los potenciales votantes del PNV, guardarán en un lugar muy destacado de su memoria la tragedia que pueden provocar unas inundaciones.

Durante las últimas décadas, Bermeo ha sufrido repetidamente en sus carnes estos avatares climatológicos. Y la imagen del Casino destruido por las aguas fue una de las que quedó grabada, entre otras muchas, en las retinas de quienes vivimos la gran tragedia de 1983.

Afirmar, como hizo el líder jeltzale, que el fin de semana anterior cayeron «cuatro gotas» en Gipuzkoa es para hacérselo mirar. Los datos han quedado en las hemerotecas y en las estaciones meteorológicas. Y espero que la estupefacción por estas palabras de Urkullu vayan calando también en los batzokis que se levantan cerca de las orillas del Urumea y del Oria.

Su discurso no se quedó ahí, porque añadió que los representantes de la izquierda abertzale «ahora utilizan poltronas, pisan moqueta, tienen coche oficial y llenan las instituciones de asesores». Sólo le faltó decir que esas «moquetas» las ha pagado el PNV con los maletines que se ha traído de Madrid durante los últimos treinta años cargados de transferencias.

La realidad desmiente cada una de sus palabras, por lo que, antes de hablar, Urkullu podía haber reparado en las imágenes de Mertxe Aizpurua y Juan Karlos Izagirre, dos alcaldes trabajando en auzolan en la reparación de los daños provocados por las inundaciones. O, precisamente, quizás fuera esa actitud difundida por la mayoría de los medios la que provocó la indigestión mental del presidente del EBB.

Está claro que la irrupción de Amaiur ha hecho caducar el tradicional mensaje jeltzale en este tipo de elecciones, que solía estar enfocado a evitar la bipolarización de la campaña entre los dos grandes partidos españoles. Pero escuchando las ocurrencias de sus dirigentes, es muy difícil discernir si están haciendo la campaña contra Amaiur o a favor de Amaiur. Por ilustrarlo con otro ejemplo, cabe recordar que hace ocho días Joseba Egibar se descolgó con esta ocurrencia: «... que salga el Mandela de Elgoibar para explicar a este pueblo la razón de la estrategia llevada a cabo durante 35 años».

Egibar tiene hasta el 20N para plantarse delante de los muros de la cárcel de Logroño y exigir allí mismo «que salga» Otegi. Si no lo hace, su credibilidad quedará tan hundida en el fango electoral como la de Urkullu.

NI HAN ESPERADO AL INDULTO, Maite Ubiria (15-11-2011)

Este mediodía el precio de la deuda española ha roto otro techo histórico al escalar el tipo de interés hasta el 6,31 % y situarse la prima de riesgo en los 455 puntos básicos. También este mediodía la cotización de la democracia española se ha desplomado y su índice de calidad se ha situado en mínimos históricos. El Tribunal Supremo ha optado por emitir una sentencia que ampara unas prácticas que las organizaciones defensoras de derechos humanos -y hasta el Relator contra la Tortura de la ONU- reprochan cada año a España, y con ello no ha hecho si no acrecentar las dudas sobre la credibilidad de un Estado que tiene pendiente la regeneración democrática.

Estamos, sin que haga falta el concurso de expertos para afirmarlo, ante una sentencia basura, pero ante una sentencia de una enorme gravedad, porque hay sobrados ejemplos del conocido efecto de contagio que provocan tales comportamientos jurídicos. Es simplemente un escándalo que tan alto tribunal descalifique a testigos con argumentos como la pertenencia política -fue de HB...- y haga lo mismo con el testimonio de una trabajadora sanitaria afirmando que ésta puso en conocimiento de la familia de Portu que su allegado estaba ingresado en el Hospital Donostia. El humanismo no cotiza, ya lo sabíamos.

Los jueces del Supremo se reunieron por vez primera el 20 de octubre en que ETA anunció el final de su actividad armada para valorar una rara avis, una condena por torturas, y a las puertas de los comicios del 20N han colocado sobre el tapete una decisión que podría ser calificada de pedorreta ante el discurso de prudencia al que se ha abrazado el político que, si no hay un terremoto, gobernará pronto en La Moncloa.

El «Rajoy sabrá hacer lo necesario» se desvaloriza sobremanera ante el grito del «¿Creían que nos nos íbamos a atrever?» que ha lanzado el Supremo (...).

No hay que ser muy lince para saber que los políticos -si osan citar el tema- emplearán la recurrida frase de «respeto a las decisiones judiciales» para salir del aprieto que, lo confiesen o no, causa esta sentencia incomprensible. Una sentencia que pone blanco sobre negro que, antes que lanzarse en la tarea del relato, lo que a los dirigentes españoles les toca es dotarse de los mecanismos necesarios para que su país pueda alcanzar unos niveles democráticos homologables con el estándar europeo.

Otros invocarán la razón mayor de la condena a Portu y Sarasola por el ataque de Barajas para pasar de puntillas sobre el hecho de que en los países en que rige el Estado de Derecho se respeta el derecho de los detenidos a no autoinculparse de un hecho de la gravedad del atribuido a los dos vascos (...).

He escuchado a Iñaki Gabilondo mostrar su preocupación por el hecho de que los políticos que concurren a estas elecciones hayan prestado poco interés a desgranar propuestas en relación a la necesidad imperiosa de reforzar la democracia.

Entiendo que elevar la calidad de la democracia es una urgencia para los ciudadanos españoles y los variados escándalos de corrupción así lo demuestran, como lo pone de manifiesto igualmente la queja expresada por los esforzados del movimiento 15M. Sin embargo, en lo que afecta a los vascos y las vascas, más que los ejercicios de pretendida autoridad moral aquí y ahora lo que cuenta es que, en este contexto histórico esperanzador que vivimos, cuantos disponen de tribunas se desprendan de una vez por todas de sus prejuicios y pongan su voz al servicio de una reclamación compartida por la inmensa mayoría de sociedad vasca: la que dice que todos los derechos deben de ser respetados a todas las personas (...).

Ya no es tiempo de palabras huecas o de compromisos vagos, sino de arriesgar. Toca exponer con nitidez el compromiso de cada cual en la desaparición de toda expresión de violencia política en este país.

EL VIAJERO SIN RUMBO, Txisko Fernández (16-11-2011)

A juicio de algunos comentaristas políticos de allende el Ebro, Patxi López se ha convertido en una «inyección de optimismo» para los suyos. Así que, una vez que el pasado fin de semana se aventuró a cruzar el Rubicón de Castro para dar un mitin en Santander, no es extraño que mañana tenga previsto desplazarse a tierras extremeñas para hacer lo mismo a orillas del Guadiana.

No es que el PSOE ande sobrado por Euskal Herria -prácticamente todas las encuestas, salvo las de Paco Llera, le vaticinan una caída en picado el próximo domingo-, pero se ve que al líder del PSE se le está quedando pequeño el horizonte que contempla desde Ajuria Enea.

También puede ser que, después de su espantada por EEUU mientras hasta aquí llegaban Annan, Powell, Adams y compañía, le haya cogido el gusto a encontrarse fuera del juego político vasco cuando éste se pone más interesante.

En este contexto, hay quien, desde «El País», ha levantado la liebre de que el futuro político del actual lehendakari puede estar en Madrid tras el 20N si Rubalcaba rompe el récord negativo de Almunia y el PSOE se ve obligado a renovar su dirección en un corto plazo de tiempo.

Ésa podría ser una buena noticia si, antes de coger el tren hacia el Manzanares, Patxi López se decidiera a convocar elecciones anticipadas en la CAV para poner fin a la actual distorsión institucional producida por la ilegalización de la izquierda abertzale.

Si a su falta de liderazgo institucional se le suma otro batacazo electoral como el de mayo, permanecer año y medio aislado por voluntad propia en Ajuria Enea sería el colmo de la insensatez política. Pero como ya camina sin rumbo, es muy difícil saber dónde terminará.

SPANISH «SICKO», Alberto Pradilla (16-11-2011)

``Sicko'', de Michael Moore, es una película que me generó un fuerte impacto. En la cinta, el orondo documentalista repasa las barbaridades cometidas por las aseguradoras médicas, empresas privadas que se lucran con la cobertura de los millones de ciudadanos norteamericanos que contratan sus servicios. Claro que, en un país donde una parte de la población se opone a la cobertura universal argumentando que se trata de socialismo encubierto, la alternativa de quienes no disponen de recursos para abonar el canon suele ser resignarse a no caer enfermos o asumir las consecuencias de su imprudencia.

Cuando veo esta película, rodada con este demagógico y mascadito estilo tan característico, siempre me han asaltado la repulsión por un sistema basado en dejar morir a sus capas más débiles. Visto desde una perspectiva en la que, por lo menos hasta ahora, el derecho a la atención médica es universal y gratuito, pensar en sacar la billetera cuando uno tiene una urgencia, o hipotecarse hasta que ya no te queda nada para sufragar un costoso tratamiento, la realidad que presenta Michael Moore me resulta hostil y amenazante.

Pero, claro, tratando de buscar nuevos enfoques para reportajes que próximamente verán la luz en GARA, me entero de que en el Estado español ya existen hospitales privados que realizan la cobertura que debería ser pública. Y no como el centro del Opus Dei en Nafarroa, al que se derivan pacientes facilitando que una secta religiosa engorde sus bolsillos, lo cual ya es suficientemente denunciable. No. Lo que ocurre en zonas como Madrid, País Valencià y, previsiblemente, el Principat de Catalunya, es que las administraciones ceden sus responsabilidades a compañías cuyo objetivo ya no consiste en sanar a sus pacientes, sino en obtener el máximo beneficio.

Curándoles, sí, porque no se pone en duda la honestidad del profesional. Pero sí de sus jefes. Y me encuentro con la gente de la Coordinadora Antiprivatización de la Salud de Madrid y me cuentan cómo médicos valencianos recibían primas por cada paciente no ingresado. Y hablo con Nines Maestro y me explica algunos números que solo aparecen en calculadoras inhumanas, que hablan de filtrar a aquellos pacientes que no resultan rentables.

Los recortes en sanidad, la privatización o el copago han pasado como elemento transversal en la campaña. Nos dicen que nos ajustemos el cinturón, prometen que no ocurrirá, pero ocultan lo que cada vez es más común en el Estado español. Y no olvidemos que el discurso siempre cambia cuando las urnas quedan a distancia.

 

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