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Por fin, mantuvieron la ventaja

Los «leones» rompen dos maleficios de una tacada

Los rojiblancos logran una merecida victoria que rompe con 18 años sin triunfos en el Sánchez Pizjuán y lo hacen con un fútbol basado en el buen juego, el dominio de la pelota y la fortaleza física.

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SEVILLA 1

ATHLETIC 2

Joseba VIVANCO

El Athletic rompió ayer no una, sino dos maldiciones. La primera de ellas le perseguía desde hacía 18 años y este 20 de noviembre el Loco Marcelo Bielsa pronunció su particular `abracadabra' y se llevó la victoria, demostrando al presidente sevillista, de paso, que sí, que acertó al no decantarse por la sangría goleadora de los equipos bielsistas. Y el segundo de esos conjuros que deshicieron los rojiblancos fue mantener la ventaja en un partido.

Contra el Rayo en San Mamés se adelantaba Iturraspe y acaba empatando; contra el Villarreal hacía lo propio Gabilondo y acaba empatando; contra el Valencia en Mestalla se adelanta con gol de Muniain y acaba empatando; contra el Sporting en el Molinón se adelanta con gol de Susaeta y acaba empatando; y, las más sangrante, contra el Barcelona se adelanta dos veces con goles de Herrera y Llorente y acaba empatando. Ayer, se adelantaba con golazo de Susaeta en la primera mitad y el Sevilla empataba, volvía a ponerse por delante con tanto de artista de De Marcos y... esta vez no acaba empatando.

Enorme victoria de los de Bielsa en un campo difícil, contra un rival directo, ahora sí, y al que superó casi a lo largo y ancho del partido. Puso sobre el terreno su juego ya habitual, puso una presión asfixiante, puso una descomunal fortaleza física y puso dos goles como dos soles. Ni siquiera tras el empate sevillista, ni siquiera tras la salida atrevida sevillista en la segunda mitad, los leones se descompusieron. Quieren ser protagonistas y, una vez más, lo fueron.

Iñigo Pérez dio hasta su último aliento en su nuevo examen con los `mayores'; Javi Martínez volvió a estar otra vez imperial; Ander Herrera es un coloso en la zona central y destruye tanto o más que crea; Muniain se creció tanto que ganó hasta centímetros; De Marcos las pasó canutas con Navas, pero fue el pulmón de siempre en la segunda mitad y anotó un tanto de genialidad...

Y la guinda, el debut de un leoncito, Jonás Ramalho, otro más para la camada... Tuvo sus minutos y ya sabe lo que son las mieles de la Primera División.

Dueño y señor del balón

El partido no pudo comenzar mejor para las aspiraciones de los de Bielsa. Apenas estaban ambos equipos sentando las bases del partido, el Athletic golpeaba primero y dejaba claro que venía al Sánchez Pizjuán con el antídoto para el tan cacareado maleficio. A los cinco minutos, Herrera botaba una falta al segundo palo, la zaga sevillista defendía mal dejando un peligroso balón al borde del área, donde Iraola lo teledirigía donde hay que pegarla, rasa, orillado, a la raíz del poste, imposible para Javi Varas.

El choque arrancaba de la mejor manera posible y máxime cuando a raiz del mismo, los rojiblancos -ayer de verde-, asfixiaron a los sevillistas que se veían incapaces de sacar del balón jugado. Idea de ello daba la jugada en la que una falta botada por los locales era despejada por la zaga bilbaina, llegaba el balón a los pies de Varas y allí estaba ya Muniain para presionarle y crear a renglón seguido una jugada de peligro.

El Sevilla, por contra, con dos hombres en punta, esperaba al Athletic casi en su propio campo. Y cuando los de Bielsa lograban sobrepasar a base de juego raso esa línea de cuatro por detrás de unos estáticos Negredo y Kanouté, los locales sufrían. Y fue justo en un minuto en que los sevillistas lograron cruzar dos balones al área desde sus peligrosas bandas, cuando llegó el empate. Un balón que prolongaba el ariete malí de cabeza justo cuando la defensa bilbaina salía, llegaba al hábil Navas, que la cruzaba a gol, ante un Iraizoz que por la posición escorada del andaluz, parece que podía haber hecho más.

A partir de ese momento los de Marcelino García Toral tomaron aire, Navas y Perotti comenzaron a entrar en juego. Pero el Athletic no se arredró. San José de cabeza alto, preciosa pared de Muniain y Llorente al borde del área, el jugadón que de vez en cuando se suelta el riojano por la banda y que el gaucho no acertó a rematar bajo palos, tiro de Iñigo Pérez de falta y paradón de Varas, lanzamiento cruzado de Herrera tras balón robado por Llorente... El partido y las ocasiones eran visitantes. Con un Muniain capitalizando cada ataque bilbaino. Pero el Sevilla llegaba vivo al descanso.

Salieron los andaluces con una marcha más de los vestuarios, apretando, ahora sí, a la defensa rojiblanca. Hasta siete jugadores en campo contrario plantaban cuando el Athletic trataba de sacar el balón. Pero el fuelle les duró lo justo, hasta que los de Bielsa volvieron a lo suyo, a tocar, a jugar, a mandar en el balón. Y a presionar.

Ocasión de Susaeta, Llorente que cabecea fuera, la doble oportunidad de Llorente y Herrera que Spahic salvó bajo palos... El Sevilla sólo asustaba con tiros lejanos y Navas era `secado' por un De Marcos que adelantó metros y un Aurtenetxe centrado. Cuando el Athletic atacaba, lo hacía con muchos jugadores. Estaba claro que iba a por el partido. Y el premio fue fruto de esa convicción, de la presión que hace que Muniain se quede el balón en una salida sevillista, y vuelva a ser ese niño del ``Sexto sentido'', que en ocasiones ve huecos... Y lo vio, se la puso a De Marcos, éste salvó de caño a Varas y tuvo tiempo de mirar dónde estaba la portería para anotar plácidamente. Premio al trabajo bien hecho.

De ahí al final, con unos veinte minutos por delante, el Athletic pudo sentenciar ante un Sevilla que, esta vez sí, bajó los brazos y se resignó víctima de una superioridad no sólo futbolística sino física. Ni supo ni pudo llegar a Iraizoz. Y su público le despidió con gritos de «fuera, fuera». En tanto que los de Bielsa las tuvieron y fallaron de varios colores, como el mano a mano errado por Muniain ante Varas ya en el minuto 90. Quizá ésa sea ahora otra asignatura pendiente, la de `matar' los partidos. Ya saben, para ir creciendo, que responden Josu Urrutia, Bielsa y sus jugadores. Partido a partido. El próximo, el Granada. San Mamés ya les aguarda con impaciencia. Qué gusto.

 

«Ante el Barça, con el 2-1, se defendió pero no se jugó; hoy se defendió y jugó»

Marcelo Bielsa comentó después de que su equipo se impusiera 1-2 que consideraba «justo» el resultado y que le gustó el juego de ataque y de defensa de los suyos. «El Sevilla es un equipo con muy buenos delanteros y en el segundo tiempo logramos controlar ese aspecto del rival, mientras que en el ataque tuvimos cierta constancia en los dos tiempos», argumentó el técnico suramericano.

Bielsa añadió que en la anterior jornada, con el 2-1 que llevaban ante el Barcelona, «se defendió pero no se jugó y hoy, después del 2-1, se siguió defendiendo y jugando». El técnico del Athletic precisó que «la victoria no fue fácil, sí justa» y reconoció que el Sevilla «tuvo opciones en la primera parte de irse con ventaja, porque el Athletic no es un equipo que resuelva con facilidad los partidos».

Preguntado por la posibilidad que hubo el pasado verano de que fuese entrenador del Sevilla, Bielsa no quiso profundizar demasiado en el asunto porque no está «cómodo» con el tema, pero confesó que «hubo un intento que no fructificó». El argentino subrayó, finalmente, que no fue él «el que dijo que no» pero también que no lo considera «un error» del club y sí que le «pareció absolutamente atinada la decisión».

El entrenador del Sevilla, Marcelino García Toral, reconoció que «hoy un equipo fue superior, ha ganado merecidamente y hay que aceptarlo y darle la enhorabuena». Para el técnico, «hoy era un partido diferente, ante un rival que aplica unos criterios defensivos diferentes, como muchos duelos individuales, y se ha perdido en casi todos. El rival ha jugado a un ritmo superior y nos vimos superados».

Marcelino destacó que, cuando ya jugaban con el 1-2 en contra, se lesionó el lateral derecho uruguayo Martín Cáceres con los tres cambios hechos y que eso mermó la capacidad de reacción de su equipo. El técnico sevillista insistió en la justicia del resultado y en que la actuación arbitral no influyó en el partido, aunque matizó que en la primera parte el colegiado «no ha utilizado el mismo criterio para los dos». Sobre su situación, dijo, «sería un irresponsable absoluto si no estuviera preocupado».

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