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ELECCIONES EN UN NUEVO TIEMPO

Patxi López felicita al PNV y al PP, pero no a Amaiur

Joseba VIVANCO | BILBO

La alfombra roja que cubre toda la primera planta del bilbaino hotel Domine no lo fue tanto para los seguidores del PSE que se citaron, contados y sin alborozo, para más que seguir los resultados de la noche electoral, escuchar la voz de su líder. Un Patxi López que se hizo esperar. A eso de las 22.20 Rubalcaba aparecía en televisión y en el salón se hacía el silencio. Miembros de los medios de comunicación y algunos simpatizantes seguían sus palabras con atención. Mientras, el lehendakari y su grupo de confianza analizaba la jornada electoral en otra sala.

«Chicos, un poco atrás», pedían a los fotógrafos que esperaban su salida. «Ya os aviso, para que no estéis tensos», les conminaban. Pero los minutos pasaban, tanto que mientras algunos militantes comenzaban a hacer uso de la barra habilitada y sacarse los primeros cubatas y cervezas -eso sí, de pago, que la crisis es la crisis-, aparecía Mariano Rajoy en televisión, palabras que casi nadie atendía. No estaban para eso. Esperaban a Patxi. Pero los primeros que salían eran Isabel Celaá, Idoia Mendia, José Antonio Pastor...

No era hasta casi las 22.45 cuando, arropado por Rodolfo Ares y Txiki Benegas, entre otros, enfilaba, entre flashes, hacia el salón en el que le esperaban sus votantes, casi todos de la ``familia socialista''. Tras carraspear para aclararse la voz, unos tímidos aplausos le saludaban. «Gabon», arrancaba desde el estrado. Primero unas palabras en euskara, para seguir con su análisis de que, ya se sabe, «ha sido la victoria de la democracia, la primera vez que acudimos a las urnas sin ETA. Hemos participado todos sin miedo». Y a partir de ahí, el análisis electoral.

«Está cambiando el mapa electoral», fue lo primero que dijo, aunque lo matizó al referirse a que los votos pivotan ya sólo sobre cuatro fuerzas políticas. Y a renglón seguido, lo primero, Patxi López felicitó al PNV, y añadió que había hablado directamente con Iñigo Urkullu, porque habían sido la formación más votada en la CAV.

Se felicitó a sí mismo, a su partido, el PSE, por seguir siendo una referencia con esos, sostuvo, 65.000 votos más que en las pasadas elecciones municipales y forales. «Con esos votos vamos a seguir trabajando más si cabe» porque «en Euskadi es el momento de trabajar por la concordia».

Y felicitado el PNV y el PSE, el lehendakari extendió su zorionak particular también al PP; en concreto reveló que había hablado con Alfonso Basagoiti. Y ahí se terminaron sus tarjetas de felicitación. Sí se acordó de Mariano Rajoy, para avanzar que en breve pedirá con él una reunión para «afrontar juntos los retos de Euskadi y sentar aquí las bases fuertes de la paz», sostuvo.

Patxi López no tuvo reparos en asumir la derrota a nivel estatal, de la que quiso salvar a Alfredo Pérez Rubalcaba, «que ha hecho una gran campaña». Pero dicho eso, adelantó que también en el PSE habrá una reflexión «para recuperar el pulso de la calle y a la izquierda». Fue más allá al asegurar que, visto cómo le ha ido a su partido, «es hora de abrirnos a la sociedad». Y terminó su nada triunfalista discurso ni siquiera poniendo vendas por haber aguantado el tipo en la CAV. Prefirió pensar que «el futuro lo tenemos todavía que conquistar».

Los aplausos pusieron el epílogo a sus palabras. Luego, repartió algunos besos y abrazos. Departió apenas unos minutos, e hizo mutis por la alfombra roja. Como la mayoría de primeros espadas del partido. Isabel Celaá así lo hacía, no sin antes repartir un saludo con un militante. «Pepe, un abrazo. Ánimo», le trasladaba. «Sí, ánimo», le respondía. «A seguir».

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