La cuadragésimo sexta edición de la Feria del Libro y el Disco de Durango será especial porque, como anunció ayer la presidenta de Gerediaga Elkartea en su presentación, no tendrá como eje un tema, sino una orientación. También será especial por sus innovaciones, consistentes en tres nuevos espacios: Irudienea, Szenatokia y Kabi@, dedicados a la creación audiovisual en euskara, a las obras teatrales y a la red y las nuevas tecnologías, respectivamente. Pero también será especial porque todas las ediciones de la Feria de Durango lo son. Porque se trata de un acontecimiento especial, visto desde Euskal Herria y desde cualquier punto del planeta. Un acontecimiento insólito que ha evolucionado y crecido, con indudables aciertos y también con errores; merecedor, por tanto, de reconocimiento y aplauso pero también de valoraciones críticas, como no puede ser de otro modo si su evolución ha de ser fiel a su razón de ser, adecuándose a los tiempos -aunque en ocasiones incida en unos aspectos en perjuicio de otros-, pero conservando el espíritu de su nacimiento, ese carácter popular y esa concepción democrática de la cultura que la hacen tan especial.